La Sombra, By Drako-Konztantyno .´.

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miércoles, 22 de mayo de 2013

Desordenes de personalidad y psicopatía



(trastorno de personalidad antisocial).




En el video #5, llamó sobre manera mi atención el asunto sobre las investigaciones llevadas a cabo al interior de las prisiones de Nuevo México.  Más aún porque inicia la narración con la frase: “¿Qué hace a algunos cerebros malvados?”.

“Los psicópatas tienen patrones similares de comportamiento {…} Los psicópatas tienen un  estilo de vida impulsivo y nómada. Cambian de domicilio y de relaciones, son sexualmente promiscuos. Tienden a involucrarse en problemas”.

Sobre el trastorno de personalidad antisocial, o psicopatía, podemos decir que son quienes han perdido la capacidad de empatizar y/o sentir algún tipo de remordimiento. Tratando a las demás personas como si se trataran de objetos: Cosificación.
                La cosificación, o lo que es lo mismo, reducir el valor de una persona a objeto. Generalmente este término resulta empleado para abordar  problemas de carácter social o filosófico:
“La cosificación de la persona consiste, obviamente, en convertir a las personas en cosas; y esa conversión se puede dar en un doble plano: el metafísico y el ético. Es decir, podemos cosificar a la persona cuando al intentar explicar lo que esta es, acabamos por convertirla en una mera cosa; y también puede ocurrir lo mismo al no comportarnos con respecto a ella conforme a la dignidad que merece. Así pues, se trata de buscar dónde reside la diferencia entre cosa y persona, lo que nos permitirá hacer patente el error que se comete al cosificar a la persona” [1].

 Sin embargo, en el caso del trastorno de personalidad antisocial, interactúan con los demás como si se tratase de cualquier tipo de objeto, utilizándolas en vez de establecer relaciones interpersonales. Esto con la finalidad de conseguir sus propios objetivos, sin más que sus intereses.  Aunque no necesariamente tengan que causar algún mal, o presentar algún tipo de conducta delictiva.
                La carencia de remordimiento hacia los demás o hacia la propia conducta, es en lo que radica la cosificación que realiza el sicópata del otro. En términos más claros, le retira los atributos de persona {ser con capacidad sintiente} para valorarlo como objeto, cosa o herramienta de la cual servirse para estructurar su propio fin.
                En base a esta categorización que realiza el psicópata. Tienden a establecer códigos y pautas de comportamiento, basado única y exclusivamente de sus propios valores, dentro del cual los valores y derechos del otro, no tienen cabida. Por los cual sus conductas están cargadas de una fuerte dosis de rencor/culpa/odio/violencia, cuando infringen sus propias reglas. Mostrando prácticamente nula preocupación al violentar las normas sociales. Sin embargo, esta situación se torna conflictuante en el momento en el que las necesidades sentidas por el psicópata, difícilmente pueden ser atendidas o comprendías por el grupo, lo cual les genera un marco de frustración que es el que muchas veces les detona en la conducta delictiva o en el atropello (abuso, manipulación, chantaje) de los otros. A los cuales muchas veces al utilizarlos pudiera aparentar un genuino interés, sin embargo, premeditadamente buscará sacar ventaja o cobrárselo a beneficio mayor.
                Esto podríamos categorizarlo como una especie de egoísmo exacerbado; una característica que pueden tener las personas funcionales, pero que al alcanzar el grado patológico, resulta intrínseca de este desorden.  
                La corriente psicoanalítica la ve como una dolencia de carencia del superyó.
               
Esta sobrevaloración de la propia persona, está marcada por una notoria megalomanía, y una visión distorsionada de la realidad, y de sus capacidades para conseguir/realizar las cosas y la incapacidad de reconocer la empatía utilitaria de estas (es decir, la habilidad de percibir las necesidades implícitas de los otros para mutuo beneficio) sino que por el contrario, esta se permea de una perspectiva conocer las debilidades y necesidades del otro para explotarlas y obrar sobre de ellas para manipular. 


1.       A. Simón Lorda, COSIFICACIÓN DE LA PERSONA (consultado el 22 de mayo del 2013, a las 10:53). Disponible en:
http://mercaba.org/DicPC/C/cosificacion_de_la_persona.htm


martes, 21 de mayo de 2013

domingo, 19 de mayo de 2013

La mente como órgano sensor.

http://www.mindmeister.com/296039859/la-mente-como-un-rgano-sensor


Crear su propio mapa mental a MindMeister

martes, 14 de mayo de 2013

Reseña de El Rastro de Sangre en la Nieve, Reflexión.

De Doce Cuentos Peregrinos.
Gabriel García Márquez.



¡Rayos!

Un final inesperado, ciertamente.
¿Quién hubiera imaginado un desenlace de ese calibre, cuando se logra una asociación tan directa con el protagonista?

Se trata de una historia que envuelve al lector, lo seduce. La narrativa tan detallada de García Márquez, es cautivante. Me fascina como describe escenarios y situaciones. Creo que esa es la característica particular de él. La historia, la tierna historia de un romance clásico, tan sabido, tan estereotípico, tan occidentalmente idealizado. Un par de jóvenes y bellos que tienen un alocado romance que termina, y vaya que literalmente termina, en la luna de miel.

_ Uno podría intuirse que algo extraño está sucediendo con Nena Daconte. Sin embargo la desgracia de Billy González es tan fuerte y tan sentida que me resulta prácticamente imposible no empatizar con él. Pese a que la cuasa de la muerte, me resulta fantasiosa y caprichosa la causa de la muerte de Nena; el pinchazo de la espina de una rosa. Lejos de eso, creo que la obra se aleja un poco del realismo fantástico para adentrarse en los lúgubres y anegados pantanos del surrealismo.

_ La obra se torna profundamente psicológica conforme Nena y Billy van ingresando en terreno francés rumbo a París. Y se vuelca completamente hacia el pensamiento y las emociones de Billy cuando deja a Nena en el corredor del hospital...


Respecto a la subjetividad, esta puede abordarse desde distintos puntos en la progresión de la historia. Desde el momento alocado y pasional en el que Nena y Billy se conocen, y empieza el autor a describir las personalidades de ambos, y el cambio conductual que implica para Billy conocer a Nena, y cómo esta descubre y le descubre su parte "sensible" en él; e incluso en los niveles de percepción tan dispares en ambos, y que vienen implícitos en su personalidad.

__ Sin embargo, considero que la parte más analizable para este caso es sobre los acontecimientos finales. Cuando uno por fin se da cuenta cómo se desarrollaron los hechos.

De entrada, tenemos la dificultad del lenguaje. Billy se encontraba solo en un mar de gente. Aislado. Lo cual me recuerda un pasaje de El Principito en el que el zorro le dice que aún rodeados de gente, generalmente nos encontramos solos. Esto me lleva a reflexionar sobre "el problema ontológico de la soledad" que nos remetiría a la obra de Octabio Paz, El Laberinto de la Soledad, y de ahí a la obra de la Psicología del Mexicano, para redundar finalmente a una obra que desmascara estos problemas de la inutilidad del esfuerzo humano en la lucha contra lo que le acontece...

-- Y así, podríamos tener una profunda y larga reflexión filosófica y existencialista sobre qué es en realidad el hombre...

¿Una invención a caso?

¿Una ilusión cargada de perspectivas?

¿Es el hombre a caso, y tan solo solamente eso, una maraña de experiencias sensuales que le llevan a tratar de decodificar un medio que le resulta hostil?

¿Un constructo social, cultural, "civilizatorio" que no hace más que profundizar su arraigue en un mar de soledad?

¿Es a caso el espejismo de una unidad que batalla en contra de un sinnúmero de circunstancias, la mayoría no deseadas, no provocadas, sino más bien impuestas, ya sea por la causalidad, o quizás por el monstruoso aparato que en colectividad se construyó con la finalidad de "facilitar" o "sofisticar" la convivencia humana, pero que lejos de eso se entreteje como una maraña de la que difícilmente se puede escapar. En la que uno es arrojado en el nacimiento como mosca a la telaraña, y que mientras más se trate de escapar, más se enreda y atrapado queda...

_ Difícil pues resulta, y amarga también, la experiencia de Billy González, a quien una vida de brabuconería, de barreras mentales autoimpuestas para tratar de defenderse del medio. Un ser poco consciente de su soledad, de su vacío existencial, de una oquedad profunda de afectos. Que, finalmente conoce las lides del amor, en una delicada jovencita que lo llena de un romántico y pasional amor. Debe enfrentarse a la lucha consigo-mismo para darse cuenta que al salir de lo recondito de su miseria, no logrará encontrarse más que con una brutal y absoluta realidad, la cual ahora sí, sin relativismos ni ambiguedades, brutalmente le escupe en la cara, cuando despierta del marasmo de sus sueños...

Es cuanto.'.

domingo, 12 de mayo de 2013

Los discursos de la verdad.


En el foro anterior ya compartí mis impresiones sobre la lectura. En realidad creo que todo podía resumirse a que no concuerdo con Foucault, ni con Castro Orellana. Aunque aplaudo su dedicación y esmero en sus obras.
                Lejos de la experiencia anterior, esta vez quiero compartir un poco de mi perspectiva, que viene de mis parciales observaciones, mi formación e historia de vida.
                Hace tiempo, cuando finalizaba mi formación teológica, decidí abrirme a nuevas experiencias espirituales, para conocer más y profundizar más en mi propia experiencia como ser espiritual. Concretamente, dejé un poco de lado para indagar en otras culturas y tradiciones religiosas. Concretamente las orientales.
                En oriente, tanto la gran mayoría de las escuelas budistas, como algunas corrientes gnóstico-cristianas, como en el tao, y algunas otra, se comparte un perspectiva bastante distinta sobre la verdad, la cual es muy distinta a las experiencias e ideologías que han marcado, y hasta cierto punto determinado la especie de cosmovisión que domina en el pensamiento racionalista y positivista que viene marcando la tendencia desde hace ya cuatro o cinco siglos (y ni qué decir si nos metemos al pantanoso mundo oscurantista del Medievo).
                De los primeros autores que cautivaron mi interés en ese entonces. Que me permitió tener un acercamiento hacia lo que groso modo voy a llamar como el pensamiento oriental y que me permitió partir desde mi limitada experiencia, cosmovisión y creencias de joven clérigo, cristiano, occidental. Fue Robert H Stuky, quien actualmente es una autoridad en el abordaje académico de las religiones comparadas, y académico experto en Tantra e Historia de los primeros siglos de la cristiandad. R Stuky en una de sus obras [1] toca temas diversos temas de interés, tratando de hacer paralelismos a los conceptos que conocemos los occidentales. El que llamó poderosamente mi atención, fue el término sánscrito que más podría acercarse a la idea de lo que nosotros denominamos “pecado”: Ajñana.
                Sin embargo, hay que tomar en cuenta las referencias culturales que se encuentran detrás de este término, ya que el marco de trasfondo, o lo que los académicos denominan “marco teórico” es radicalmente distinto a las nociones e ideas asociadas que se asocian dentro de nosotros al recibir el estímulo de la palabra “pecado”.
                En oriente (en el subcontienente indio, más concretamente), en gran parte de las escuelas/corrientes del pensamiento, llámense filosóficas o espirituales, ajñana, viene siendo considerado como el estado de error puro; o mejor dicho, un estado primordial de ignorancia en el cual todos los seres sintientes nos encontramos. Es decir, en un estado de desconocimiento total de la “Verdad”.
                Este estado de ignorancia determina siempre y todo momento los actos y pensamiento de la vida de los seres humanos. Luego entonces esta premisa nos apunta poderosamente a otra de las máximas del pensamiento oriental que nos dice que “todo” es una ilusión.
                Si nos acercamos a los terrenos pantanosos de las doctrinas humanas, llegamos a un punto en el que el ser humano, en su experiencia, trata de darle explicaciones a estos sentimientos de condicionamientos inherentes a la condición humanos. Para ellos siempre fue este estado de ignorancia primordial, y para los occidentales, siempre fue la idea de un “pecado original”.
                Los budistas, explican este problema, fundamentado que la experiencia humana está delimitada por una fuerza centrifuga, o centrípeta (desconozco de física, por tanto no sabría cual término se acerca más) que retiene y que mantiene a los seres humanos en esta condición.
                Los musulmanes lo denominan “nafs tirano” [2]. Los budistas lo traducen libremente como ego.
                Tomando en cuenta esto, tenemos una perspectiva distinta a la nuestra que nos ubica en una posición, un tanto más sana y realista, desde mi humilde opinión, en cuanto a nuestras creencias acerca de lo que percibimos como “la realidad” y lo que creemos que es “verdad”.
                Según varias doctrinas, lo que percibimos es sólo un constructo fabricado por nuestros egos. Estos constructos forman creencias, y cuando estas creencias se afianzan, entonces generamos constructos mayores que pretendemos sean nuestra verdad. Y probablemente así es, o por lo menos nuestra experiencia de estos tiempos nos ha dicho que así ha sido…
̶  Y vaya que me gustaría conocer la opinión de Don Miguel a este respecto.
                Dejando claras anteriormente mis discrepancias con los autores de esta unidad, creo que los cambios epistemológicos y paradigmáticos han sido más y más violentos de los que suponemos. En mi humilde y limitada visión creo que estos se vienen dando de una manera cada vez más vertiginosa conforme avanzan los tiempos (o conforme acrecenta la población mundial) o al menos es lo que mi perspectiva percibe.
                Para ejemplos me fascinan mucho remitirme a lo de las ciencias “duras”, que no se por qué se llaman duras, si siempre se fundamentan sobre supuestos (teorías) que perduran sólo unas cuantas generaciones y que son reemplazadas, desechadas, por otras que las descartan. Y así se perpetúa el ciclo, desde la época del renacimiento (aunque en realidad antes, sólo que los supuestos eran filosóficos y no científicos).
                Y así, las ideas del hombre trasmigraron del geocentrismo al heliocentrismo, de la física clásica a la cuántica, de la relatividad a la cuántica y de ahí a la multiversidad, del creacionismo al evolucionismo, y podrían numerarse todos estos cambios paradigmáticos en una tesis doctoral, sin aterrizar a algo concreto. Estas teorías, son constructos humanos, limitados por la perspectiva y la experiencia humana, y por lo tanto, sujetos al cambio y a la finitud.
                Así como esto ha ocurrido en la historia del hombre, lo mismo sucede en la historia de los individuos. A final de cuentas, creo, y no estoy seguro tampoco de eso, que sólo poseemos realmente nuestra perspectiva en base a la cual, vamos asimilando nuestra insignificante experiencia. Y digo insignificante considerando que hay siete mil millones de experiencias simultaneas a la nuestra, insignificante contemplado la brutal magnitud de que es lo que se encuentra fuera de nosotros, y de lo que se encuentra dentro. Insignificante en el sentido de que no podemos explicar siquiera los procesos mentales (la mente, el pensamiento) que nos levan a pensar y reflexionar al escribir estos renglones. Insignificante porque la enfermedad del ego muchas veces nos engaña llevándonos a creer que la verdad sólo existe en virtud de nosotros mismo…

¿Será a caso esto posible?
¿Y que es pues cuando la perspectiva se termine?
¿Sus constructos morirán con ella,
o permanecerán un tiempo, para morir después?



Es cuanto.'.

Drako Konztantyno,
Heresiarka ++ 



1. El Jesús Tántrico.
2. Nafs podríamos traducirlo como “alma”. El “naf tirano” hace referencia al ego mundano.

jueves, 9 de mayo de 2013

Problemas de la subjetividad humana en tiempos del despertar de un sueño antropológico.


O quizá pudo haberse llamado “El despertar de un sueño antropológico, en tiempos de una doctrina Foucaultiana”.




Antes de comenzar, quisiera pedir una disculpa por la dilación. He de confesar que tuve un grave conflicto existencial al leer, detenerme y releer el escrito requerido para la presente unidad, y foro.

La verdad es que ya había tenido mis desencantos antes con Foucault directamente (es decir sin mediador que me lo interprete) y ustedes disculparán mis antipatías personales hacia los autores, pero habrán de comprender que vengo de una formación e historia de vida, la cual no me permiten embutirme de dogmas que no comprendo, o con las cuales no simpatizo. Lo sé, es cosa mía, son mis prejuicios también, pero creo que siempre es bueno cuestionarnos todo, y muy en especial aquellas cosas nuestras que nos llevan a cuestionar.

                Y así sin darme cuenta creo que vengo aterrizando en el problema foco de esta unidad; “Problemas de la subjetividad en el desarrollo humano”. Enfrentarnos con monstruos conceptuales, doctrinales y analíiticos como al relatividad, la individualidad, los “otrismos”, lo subjetivo, lo “objetivo”, la “Verdad”, o mejor dicho la “pluriversidad” infinitas de verdades; “realidad” y percepción. “Everything is perception” parece ser la nueva moda  (y por moda me refiero a las modas que, según el autor, se supone a las cuales alude Foucault) y al parecer, se trata también del nuevo paradigma desde el cual me encuentro yo, joven adulto residente en el posmodernismo, tratando de abordar las ideas y los conceptos que a nombre de otro autor categóricamente más influyente, pretende venderme el autor.

                Antes de continuar, critico el reduccionismo de Castro Orellana, por no indagar más a fondo entre los textos de Foucault. Y honestamente, y a título personal, me cuestiono profundamente que la historia de la civilización occidental se concrete a cuatro momentos, o “epistemes” como él las refiere, para poder comprender, y desde ahí explicar discursivamente “la historia del conocimiento” o según él “de las estructuras fundamentales de nuestro saber”.

                Y quizá la culpa sea mía y no del autor, al criticar su reduccionismo. Al momento de leer, me cuestionaba sobre las grandes eras de las corrientes filosóficas… Y me preguntaba ¿Y qué hay del clásico, y los sofistas, los platonistas, aristotelianos, pitagóricos, estoicos, sínicos, etc…? Tiempos en las que prácticamente cada generación, o cada siglo, se veía marcado por una fuerte ruptura por los paradigmas de la generación anterior…
¿Qué me podrá decir el autor, sobre tiempos históricos como la agonía del Imperio Romano (o la nuestra) en la que convergen una pluralidad de corrientes de pensamiento, en las que unas y otras pugnan por ganar terreno, por captar adeptos, o mínimo simpatizantes. Épocas en las que autores, filósofos, místicos, científicos, desde el exótico crisol de la pluralidad, engendran, destruyen, reforman, corrompen, excitan, las avenidas y vertientes del pensamiento humano…?

                Eso pensaba de momento, mientras leía sobre la historicidad etiquetada en cuatro momentos, encajonada como si no diera para más, y además, haciendo bombo y platillo de las disonancias lingüísticas, de la desarmonizaciones de las lenguas, las incompatibilidades semióticas, la irrealidad de una traducción virginal, inmaculada del pecado original de la interpretación. Las líneas de un autor que tímidamente sugiere la relatividad de la perspectiva, enfrentándose con  un sínico que la grita a los cuatro vientos.

                De pronto, quizá entramos en los terrenos pantanosos del inconsciente colectivo, que de ser así, explicaría por qué las personas de una época piensan, actúan, se desenvuelven de una determinada manera.

Una conducta esperada que los hace llegar a conclusiones “acertadas” y teniendo como certeza una especie de código (y discúlpenme por el juego de palabras) no codificado, pero que se asume, para ese preciso momento, como una verdad  (social o generalizada, no lo sé; sin embargo sé que es muy probable que hubieran coqueteado con la idea de una Verdad universal) y no dejo de cuestionarme si tanto Foucault, e inclusive Castro Orellana, estuvieran exentos de esa cruenta y virulenta, pero silenciosa, enfermedad del ego, que nos lleva a aseverar con fuerza, con pretendida autoridad y voz de mando, que las líneas que enunciamos son constructos de esa “Verdad” o que son “Verdad”. Y con esa certeza los autores abordan, clasifican, critican, esquematizan, conceptualizan,  y defienden argumentos propios, quizá vigentes, quizá fuertes, duros, validados por su contexto y momento histórico. Pontificando doctrinas que se desplazan en el discurso como el máximo saber, el pretendido conocimiento…

                 Y ante esto, ¿qué me queda? A mí, que no pontifico, a mí que me resulta parca y reduccionista su postura, a mí que me toca vivir una época donde el cambio paradigmático es tan vertiginoso, en un tiempo en el cual estamos tan enajenados que ni siquiera somos consientes de ello. Un joven adulto que no sabe si es parte de la generación X, o la Y, o la Z, o si me quede dormido en el sueño del milenarismo. Que mira cada vez más marcadas y trascendentes las grietas generacionales.
         
       ¿Qué puedo pensar yo, que sólo puedo tener certeza de mi ignorancia la cual me condena a una feliz agnosia? De un autor que defiende a ultranza y con características y valores propios del modernismo, a un autor al cual el mérito que le aplaudiría, sería el hecho de que en su momento fue el catalizador para un cambio de paradigma, pero quien finalmente, no distó mucho de la pedantería megalómana de sentirse dueño de la Razón, que acompañó a sus antecesores, algunos de sus coetáneos, y en este caso, a  uno de sus adoctrinados. 

Pido una disculpa por el tono de mis valoraciones, que trato de realizar humildemente desde mis dudas abiertas, pero puestas en tela de juicio desde las incongruencias humanas, propias y ajenas, y porque de alguna manera tenía que compaginar estás líneas sobre mis impresiones de la lectura, hacia este tema que me hace mucho ruido para mis adentros: “El problema de la subjetividad humana”.


Si hay un Dios, que me libre de la pedantería de creer que yo soy poseedor de la razón, y que me de la humildad de comprender que lo único que poseo, es una torpe, limitada y viciada, visión.

Es cuanto.'.

En mi Amor por las Mesoaméricas.

Drako-Konztantyno, Heresiarka.




Referencia:
http://eprints.ucm.es/7166/

domingo, 28 de abril de 2013

Sexualidad infantil y neurosis. Visión de un Occidente enfermo.



Ensayos sobre las conferencias IV y V de S. Freud,
pronunciados  en  la Clark University, de Massachusetts,  en 1909.

Antes de comenzar el escrito, quisiera dejar en claro que durante mucho tiempo he disentido demasiado con la doctrina psicoanalista. Pese a haber llevado trabajo terapéutico en varias ocasiones desde mi infancia, hasta el momento, en mi humilde opinión personal, no encuentro, salvo las razones similares a las cuales nos llevan a creer en cualquier otro dogma, una fundamentación por demás lógica, para muchas de las enunciaciones y premisas (axiomas tomados como Verdades a priori) más que sofismo filosóficos que deben ser revisados una y otra vez, a través de los anteojos de los tiempos y los contextos, para que no se caiga en la tentación de asumir una postura filosófica como si se tratase de una Verdad universal atemporal.
Sé que la finalidad de este ensayo es discurrir entre dos interrogantes para tratar de integrar los contenidos de cinco discursos. Y la verdad desconozco en sí los por qués. Lejos de parecer prejuicioso, y tratando, los más humanamente posible, de hacer de lado mis prejuicios a las pronunciaciones que a mi parecer a veces me resultan casi pontificales en las cuales se prununciaba Freud. Quisiera dejar en claro que pese a la realización del presente trabajo, sigo manteniéndome en mis posturas originales al respecto.
Me molesta de sobremanera, que pese a que reconoce el trabajo de otros académicos contemporáneos a él en la disciplina. En sus disertaciones (orales y escritas) se deja pasar muy fácilmente sobre constructos sociales y culturales, desdeñando en todo momento a quienes le son ajenos a sus posturas.

Dicho sea esto, comienzo con la actividad requerida.

Según Freud, “las vivencias de la infancia explican la susceptibilidad para posteriores traumas, y sólo descubriendo y haciendo conscientes estas huellas mnémicas/mnesicas, comúnmente olvidadas, conseguimos el poder para eliminar los síntomas”.
                Esta frase, viene a ser uno de los axiomas que forman parte de la semiente del edificio del Psicoanálisis.  Y en la cual se fundamenta casi todo su aparato doctrinario, que con el tiempo y la refinación clínica daría origen al método terapéutico como tal.
Según mencionaba el Freud mismo en los discursos II y III, pronunciados  en  la Clark University, de Massachusetts,  en 1909. Las premisas de Breuer resultaban insuficientes para abordar la Histeria (desorden de conversión). Y creía firmemente que sólo por medio de su tratamiento terapéutico podría llegarse a la resolución de de los conflictos a los cuales a partir del discurso III comienza a referirse como la “enfermedad”.
Ante un grupo de estudiantes, con bombo y platillo Freud anuncia, engalanado de su más pomposa retórica, el descubrimiento de la sexualidad infanti [1]:
El niño tiene sus pulsiones y quehaceres sexuales desde el comienzo mismo, los trae consigo al mundo, y desde ahí, a través de un significativo desarrollo, rico en etapas, surge la llamada sexualidad normal del adulto. Ni siquiera es difícil observar las exteriorizaciones de ese quehacer sexual infantil; más bien hace falta un cierto arte para omitirlas o interpretarlas erradamente”.

 Pese a que se ha venido abordando el tema, aunque muy precariamente desde el s. XVI. Además, afirma que junto a la interpretación de los sueños, es en el escenario de la sexualidad infantil, y sus pulsiones castradas [2], en donde se encuentra el germen que, a la razón de las huellas némicas que nutren,  por el mecanismo de la represión,  la reacción ante los traumas de la vida adulta:         
Pues bien, estamos autorizados a calificar de sexuales a todas esas poderosas  mociones de deseo de la infancia”. [3]

Ahora, teniendo como base argumentativa todo lo anterior, y enfocándonos en la sexualidad del niño; se plantea que es durante esas primeras experiencias de contacto corporal, sumamente placenteras para el infante, cargadas de intensidad y complejidad (libido) en las que se da una disociación/escisión ya que el objeto [4] de su deseo es el sí mismo (autoerotismo, Havelock Ellis).

El infante, conforme crece, se apropia de su propia excitación al ser consciente de sus propias zonas erógenas, que le son fuentes de placer: sus genitales, boca, ano, piel, etc.

Esta disociación a la que Freud refiere, es la introspección del placer sexual del infante; tan alejado de los “fines prácticos, ‘normales’ y ‘naturales’ de la reproducción de la especia” (énfasis personales). Presciendiendo del “objeto” ajeno. Hasta que poco a poco exterioriza su foco de atención y satisfacción erótica extroyectandola a situaciones y personas según continúa creciendo y desarrollándose. Es decir, se identifica a alguna actividad placentera o con alguna persona.

Todo lo anterior explica la sexualidad del infante, vista desde los plomizos t embotellados lentes de Freud.  Sin embargo no nos explican por sí mismo, el síntoma de la patología posterior. La causa, según él, se encuentra en la no resolución de estas etapas. Lo que según él, conducen a la neurosis (por represión) o a la perversión (al no ser reprimidas, sino por el contrario). Teniendo en la época de la adolescencia/pubescencia el escenario en el cual se agudiza las castración/censura represiva:

Pero no a todos los componentes pulsionales originarios se les permite participar en  esta conformación definitiva de la vida sexual. Aún antes de la pubertad se imponen, bajo el influjo de la educación, represiones en extremo enérgicas de ciertas pulsiones, y se establecen poderes anímicos, como la vergüenza, el asco, la moral, que las mantienen a modo de unos guardianes. Cuando luego, en la pubertad, sobreviene la marea de la necesidad sexual, halla en esas formaciones anímicas reactivas o de resistencia unos diques que le prescriben su discurrir por los caminos llamados normales y le imposibilitan reanimar las pulsiones sometidas a la represión”.

Continuando en esta índole, inicia el quinto y último discurso. Afirmando que en todos los procesos que son parte del desarrollo, “se encuentran los gérmenes de la predisposición patológica”. Solo qué, según él, aquellos que son más funcionales, las mantienen sólo en su estado latente, mientras que el “enfermo” es en quienes esa predisposición emerge, ya sea por las experiencias previas, o por otro tipo de “anormalidades” o tendencias, también patológicas según esto, de “regresión” (infantilismo). Conduciendo, como mencionaba ya en párrafos anteriores, a la perversión,  en sustitución de la “meta sexual normal” por otra.

La predisposición a las neurosis deriva de diverso modo de un deterioro en el desarrollo sexual. Las neurosis son a las perversiones como lo negativo a lo positivo: en ellas se rastrean, como portadores de los complejos y formadores de síntoma, los mismos componentes pulsionales que en las perversiones, pero producen sus efectos desde lo inconsciente; por tanto, han experimentado una represión, pero, desafiándola, pudieron afirmarse en lo inconsciente. El psicoanálisis nos permite discernir que una exteriorización hiper-intensa de estas pulsiones en épocas muy tempranas lleva a una suerte de fijación parcial que en lo sucesivo constituye un punto débil dentro de la ensambladura de la función sexual. Sí el ejercicio de la función sexual normal en la madurez tropieza con obstáculos, se abrirán brechas en la represión {esfuerzo de desalojo y suplantación} de esa época de desarrollo justamente por los lugares en que ocurrieron las fijaciones infantiles.
“ …  La huida desde la realidad insatisfactoria a lo que nosotros llamamos enfermedad a causa de su nocividad biológica, pero que nunca deja de aportar al enfermo una ganancia inmediata de placer, se consuma por la vía de la involución (regresión), el regreso a fases anteriores de la vida sexual que en su momento no carecieron de satisfacción. Esta regresión es al parecer doble: temporal, pues la libido, la necesidad erótica, retrocede a estadios de desarrollo anteriores en el tiempo, y formal, pues para exteriorizar esa necesidad se emplean los medios originarios y primitivos de expresión psíquica, Ahora bien, ambas clases de regresión apuntan a la infancia y se conjugan para producir un estado infantil de la vida sexual”.

La reconducción consciente de las represiones inconscientes.
El asunto sobre los “descubrimientos” de Freud, no quedan meramente en los postulados. Él, pese a todo, se esfuerza por ofrecer un método aplicable y replicable. El cual obviamente tenga como finalidad la resolución de esos conflictos.
                Propone que estas conductas patológicas se explican, a nivel operativo, en el adulto, como una aversión/fuga de la realidad apremiante. Una resistencia hacia el mundo exterior.
                Sin embargo, el proceso terapéutico, que tiene como finalidad hacer consciente lo inconsciente. Su premisa es que por medio de esto, es que estas fantasías inconscientes pierden fuerza cuando se las reconoce. Ya que al ser visibles y tangibles, se pierden posibilidades de enajenarse en ellas.
                Otro es el caso de quien tiene algún talento artístico, quien puede desfogar estas pulsiones libidinosas, puede sublimar estas tendencias de manera creativa por medio de la aplicación de su talento, en un fin que se considera social y culturalmente muy edificante.
                Y finalmente, resta el recurso psicoanalítico, con la finalidad de encausar esas energías libidinosas a su cauce “normal”  en la satisfacción “natural” de manera directa en la vida.

Fuente: Cinco conferencias sobre psicoanálisis. (1910 [1909]). Über Psychoanalyse.
Referencias:
1.     Pese a que la literatura reporta que se vienen realizando observaciones más o menos  serias; y por serias entiéndase por documentadas, controladas y hasta un cierto punto controladas (es decir, aplicándose algunos de los rudimentos que posteriormente daría origen a la razón de la metodología científica) desde la época del Emperador Maximiliano II de Austria.
2.       “... mociones de deseo en la infancia…”
3.       The emotion of sex-love; A Preliminary Study of the Emotion of Love between the Sexes.  Stanford Bell.
4.       Me conflictúa horriblemente mencionar la palabra objeto. Más bien creo que sería el sujeto de placer, puesto que se trata de uno mismo. Y aún teniendo en cuenta que lo refiere como objeto/objetivo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Sobre el Desorden por Conversión Histérica.


El desorden por conversión, es el nombre con el cual ahora se conoce lo que Fred, durante sus disertaciones en EE.UU., recogidad en el documento “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, denominaría conversión histérica.
                Este desorden está caracterizado por episodios disociativos recurrentes, durante los cuales, quien los padece, pierde conciencia de la voluntad y del sí [ 1]. La mayoría de las veces se encuentra acompañada de sintomatología somatomorfa, la cual no se explica por medio de una valoración bio-médica [2]. Es decir; que el individuo pierde alguna o algunas de sus capacidades motoras sin razón orgánica aparente o dicho en otras palabras “sin explicación alguna”. Como en el caso de la paciente de Breuer, que quedaba paralizada de sus extremidades diestras, y la repentina pérdida de la capacidad de beber.
                En la época y contexto en el que Don Freud pronuncia su discurso, podemos entender que conceptualiza , y es bien importante señalar que así se explica en ese entonces dicho trastorno,  que:  “ … la conversión histérica exagera esa parte del decurso de un proceso anímico investido de afecto; corresponde a una expresión mucho más intensa, guiada por nuevas vías, de la emoción”.
                Sin embargo, conforme se desarrolla el discurso, comienza a definir particularidades de este desorden, afirmado que cuando el cauce de las emociones se quiebra en dos canales, “una corriente congestionará el cuse, produciendo la congerstión de uno de ellos” [traducido libremente; el énfasis es mío]. Ahora bien; dado que en cualquier individuo son posibles diversos estados anímicos; cabe señalar que en el caso de la conversión histérica, estos procesos guardan tal idependencia el uno del otro, que cada uno logra hegemonizar la voluntad (imponiéndose y atrayendo la conciencia), impostándose uno en el otro: “doble conciencia”. Cabe destacar que en cada episodio, no se recuerda nada del “otro”.
Cuando, dada esa escisión de la personalidad, la conciencia permanece ligada de manera constante a uno de esos dos estados, se lo llama el estado anímico conciente, e inconciente al divorciado de él”.
Breuer, refería a estos estados alterados, los de los síntomas histéricos, como hipnoides. Ya que se los explicaba como “exitaciones patógenas” en las cuales el individuo no puede encontrar la canalización normal de sus emociones, y por tanto las somatiza:
De estos nace entonces un insólito producto: el síntoma, justamente; y este se eleva y penetra como un cuerpo extraño en el estado normal, al que le falta, en cambio, toda noticia sobre la situación patógena hipnoide. Donde existe un síntoma, se encuentra también una amnesia, una laguna del recuerdo; y el llenado de esa laguna conlleva la cancelación de las condiciones generadoras del síntoma”.
Sin embargo; pese al cuadro propuesto por Breuer, y al marco etiológico que él propone para explicar a los estados hipnoides; Freud desecha la propuesta afirmando que tal demostró ser superflua e imprecisa y que por esto fue puesta en desuso por el psicoanálisis:
“Habrán recibido ustedes, sin duda, la justificada impresión de que las investigaciones de Breuer sólo pudieron ofrecerles una teoría harto incompleta y un esclarecimiento insatisfactorio de los fenómenos observados; pero las teorías no caen del cielo, y con mayor justificación todavía deberán ustedes desconfiar si alguien les ofrece ya desde el comienzo de sus observaciones una teoría redonda y sin lagunas. Es que esta última sólo podría ser hija de la especulación y no el fruto de una explotación de los hechos sin supuestos previos”.

Fente: Cinco conferencias sobre psicoanálisis. (1910 [1909]). Über Psychoanalyse.
Bibliografía:
1.       Somatización y Trastorno Conversivo: Clínica, fisiopatología, evaluación y tratamiento.  Gaedicke Hornung Andrés;    González-Hernández Jorge.    Revista Memoriza.com 2010; ISSN 0718-72036:1-14.  
2.       REVISTA VITA (Escrito por Webmaster Viernes, 30 de septiembre de 2011  18:14). Revisado el día 24 de abril del 2013.
http://www.revistavitard.com/categoryblog/251-ique-es-el-trastorno-de-conversion.html

martes, 2 de abril de 2013

Rebelión en la Granja, Reflexión.


                                                            

Rebelión en la Granja.
De George Orwell.

La película es una sátira a la situación política que vivió la Unión Soviética. Los protagonistas, todos cerdos, son una caricatura de los tres patriarcas de Comunismo Soviético. El Cerdo Mayor, correspondería a Lenin, Bola de Nieve a León Trotsky, y Napoleón a José a Stalin.

                Lejos de ser solamente una sátira crítica política, podemos decir que se trata también de una gran radiografía de la historia y desarrollo de las sociedades. Pese a que se trata de una crítica a la Revolución Comunista, no podemos dejar de lado que se trata también de una profunda obra materialista al puro estilo marxista.

                Muchas veces las sociedades se ven en la urgente necesidad de cambiar y ser transformadas, pero lamentablemente podemos constatar en la historia que no solamente es necesario tener las intenciones y la disposición, ya que por mucho, los grandes ideales tienden a desvirtuarse.

                También me parece que se trata de una profunda obra psicológica, ya que no sólo pude interpretarse a un nivel colectivo, incluso también refleja aspectos de la conducta individual, y quizá, además pueda entreverse un trasfondo metafísico.

                Como reflejo de la naturaleza humana, podemos analizar, muy groso modo, la conjugación de dos valores en juego (o mejor dicho en pugna); el primero, se trata de aquel alegorizado en la figura del Cerdo Mayor. Mayor, el patriarca de la granja. Filósofo y ermitaño anciano, El Anciano de Barba Blanca o el Viejo Sabio según el arquetipo Jungiano. Mayor representa los máximos ideales a los cuales pueda aspirar la Humanidad. Es la alegoría de la fuerza de la progresión y del desarrollo de la conciencia, tanto individual como colectiva, símbolo detendencia humana hacia el bienestar, la felicidad y el progreso. El espíritu humano de deseo, desarrollo y progreso que hicieron de la humanidad la principal especie del planeta. Aquella energía que nos impulsa a seguir adelante, a crecer, a mejorar, a inventar. Similar al Eros de la psicología freudiana. Bola de Nieve, también representaría, ya en ausencia de Mayor, este principio arquetípico.

                Por otra parte, Napoleón, encaja a la perfección con “La Sombra”. Aquella parte negativa, oscura, oculta, reprimida, tendiente a los valores de la destrucción (y autodestrucción) el egoísmo, y a la falta de perspectiva propiamente humanitaria, colectiva, social, empática. Se trata de la encarnación de la “encarnación” de la ambición, la codicia y la mezquindad. Representa al espíritu humano de deseo de poder.  La Sombra Jungiana, El Thanatos freudiano. En términos de simbología religiosa, también podría representar al “chivo expiatorio”, sólo que en vez de sacrificial, representando su faceta terrible.

                Partiendo de la creencia, de que tal y como la conducta humana es “guiada” o “movida”, por ciertas fuerzas, podemos decir que a un nivel colectivo viene a suceder lo mismo.  Tal y como las personas, las sociedades nacen, crecen, viven, mueren, se reproducen, pero también tienen la capacidad de sentir alegría, dolor, sufrimiento, deseos de superación, resiliencia colectiva, frustraciones, deseos y traumas no resueltos, en fin; tanto como acontece al hombre, acontece también a la sociedad. Estamos movidos por un mismo espíritu que se expresa a través de nuestras acciones.

                Los episodios más rescatables de la obra, me resultan los siguientes:  
El primero, es el discurso de Mayor. En términos comunitarios, podemos decir que se trata de la voz de la conciencia. El “fósforo” de la teología platónica; el portador de luz y de conciencia, el que ilumina, el que despierta, el que crea consciencia de la existencia de un problema.
El segundo. El empeño de los animales de la granja primero por cambiar su situación, el acto “revolucionario” en sí, dirigido por Bola de Nieve. La simbolización de la Fuerza de la Progresión, que está presente en otros momentos de la película, como en el empeño que ponen los animales por sacar y mejorar, a producción de la granja por sí mismos, y también, cuando ya ausente bola de nieve, se empeñan en su mejor esfuerzo por erigir la torre del molino.
La tercera está representada por la traición de Napoleón y los abusos cometidos. Los cuales no sólo implican a Napoleón como problemática, sino que más bien refleja el poco espíritu de compromiso de los animales, de tratar de mejorar constantemente su situación. De dejarse engañar y pasar de una dictadura, a otra que aunque “diferente” resulta en esencia; en hechos y en evidencia, la misma situación para sus circunstancias de vida. Simboliza perfectamente el engaño, y el autoengaño. La mentira vivida, y la cual marca la pauta para un nuevo cambió de progresión de conducta.


Esta obra, socio-política y conductual, es en sí misma un acto revolucionario, porque invita a la toma de conciencia.     


E invita más a la reflexión sobre el autoengaño, que como sociedad, estamos viviendo en México.



Es cuanto.'.

jueves, 14 de marzo de 2013

Cartas Malditas I

Dependencia Emocional.



Preciado Ernesto:

Como sabrás, he desperdiciado cuatro años de mi vida contigo, y digo desperdiciado tal vez porque de momento no se me ocurrió otro calificativo para resumir tan frustrante y larga historia.

_ Me tomó año y medio de mi vida, poco más, poco menos, darme cuenta de que mi corazón palpitaba las primeras 4 palabras con las que comienzo mi carta.

_ Lamentablemente, no fue sin sufrir la cruenta desesperación de presenciar una agonía. Quizá la similitud no sea la correcta, digo, moralmente hablando claro está. Pero nada comparado como ver a un agonizante, padecer la tortura del dolor mientras poco a poco muere. Contemplar inutilmente que no hay ni morfina, ni opio, ni potentísimo sedante que alivie su penar. Será quizá, como la experiencia de una madre, o de un padre, que ve cómo poco a poco, se le desvanece la vida de su hijo, mientras a este se le pudren las entrañas a causa del más hórrido de los cánceres. Y así fue. Realmente para mí, Así fue. Sólo que se trató de un cáncer terminal el que cual virus puruliento infectó nuestra relación. ¿En qué momento? ¿Quién sabe? La verdad no lo sé, y de nada me sirve ya saberlo. Simple y sencillamente sucedió, como ocurren las cosas de la vida. Tal como las personas enferman de algo grave, para después morir.

_ Sin embargo, nuestro duelo, o mejor dicho, mi duelo, quedó reducido a las cenizas. Cenizas del cadaber de lo que fue nuestro amor.

_ Y no sé que más decir al respecto, más que hacer caso a mis adentros, y poder decir libremente, con la soltura que nos dan la paz y la libertad, y hacer caso a lo que surge desde mis adentros:
 Me siento enormemente liberada de este tormentoso proceso cargado de sufrimiento.

_ Tal vez así se sienta quienes cargan con la desdicha de tener que vivir, o mejor dicho, morir, a lado de quien tiene los días contados.

_ Cuando alguien cercano a nosotros enferma, una parte de nuestra alma también lo hace. Pero lamentablemente, no sólo sana cuando el enfermo sana, sino que curiosamente también puede sanar, tan de golpe, tan de repente, cuando el enfermo muere. No sin antes arrancarnos una parte de nuestro ser, que también muere con él. Una parte que se va, que se lleva con él, y que nos desconfigura, a quienes sobreviven. A quienes les reforma completamente la existencia, al tenerse que enfrentar a una nueva vida en la que "falta algo". Una vida y un alma, a la cual se le ha amputado una parte de su ser...

_ Y a decir verdad, es como quien pierde una de sus extremidades a causa de un horrible mal, o de un trágico accidente. En este caso mi trágico accidente fuiste tú. Y mi horrible mal, el amor que sentí por ti.

_ Sin embargo, llega el momento de las decisiones duras. Continuar viviendo pagando un alto precio, o seguir agonizando con terribles dolores. Dolores de frustración. Dolores de espiración prolongada y penitente.

_ Y si se paga el precio, se paga con la intención de nunca más tener que volver atrás, salvo riesgo de volver a enfermar. Y es entonces cuando el cirujano, en este caso el destino, es quien nos extirpa el miembro atrofiado, purulento, encarcinado, para darnos una nueva oportunidad, de que enmendemos nuestras vidas, y podamos continuar. Es verdad, que aunque incompletos, pero es esa mutilación del alma, de lo profundo de nuestro ser, el costoso precio que se tiene que pagar.

_ Se trata de una situación difícil, pero el pronostico siempre dirá: Sobrevivirá.

_ Tal y como yo, aunque mutilada, desconfigurada, hoy tengo la oportunidad de seguir a delante. Tengo la libertad para amarme, y por qué no incluso, poder amar de verdad.


_ Y es así como termina una historia de dolor y muerte, por una promesa de futuro que nos devela un paisaje de amor y de libertad.

_ Quizá, mi preciado Ernesto, nunca recibas esta carta, porque esa no fue mi intención al momento de redactar. Sólo tenía que ponerme en orden, y decirle al mundo que la verdad, no tengo más duelo, ni nada por que penar.


Arrepentida de no tener el valor suficiente de haberlo hecho antes, me despido de ti con sinceridad.

Con toda la honestidad de mi corazón.


Regina,
antes esclava de la tristeza,
ahora princesa de la Libertad.



Y ahora, lo único que me duele, es el tiempo...

miércoles, 13 de marzo de 2013

La sociedad de los Muertos Vivientes I


Segunda parte de la serie: "Al necio y al engreído hay que dejarlos pasar".





La gente en México no sabe ni leer bien, ni escribir bien...

Y lo más vergonzoso de todo, es que se hacen llamar "licenciados", "ingenieros", cuando les preguntas sus nombres, y los imbéciles ni siquiera saben escribir bien.

En México existe una generación de juniors pedantes, que no recibieron otra educación mas que la pedantería. Es verdad que pudieron ir a la UVM, o al Tec de Monterrey, o a cualquier escuela o universidad de "excelencia", donde lo único que realmente aprende la gente es egolatría y culto a la personalidad.

En fin. Toda esta generación de inútiles parasitarios, ya se les puede ver posicionándose en nuestra sociedad. ¿Necesita usted ejemplos? ...

-- Pues ahí tiene a usted que uno de estos pelmazos, ignorantes, prepotentes, creídos y "chulos" nos preside. Uno de esos juniors egresados de esos pudrideros de la moral humana, que se hacen llamar a sí mismas "escuelas de emprendedores"...

Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de las clases altas. Se ha convertido más bien en una moda. Moda del culto al vídeo-juego y a la estupidez.

Quizá ya por fin me ha llegado la perspectiva de viejo, pero ¡Diablos! la diferencia generacional entre quienes nacimos en los últimos años de los ochentas, y quienes nacieron a principios de los noventas, es abismal.

Quizá nosotros, o mejor dicho, mi generación, tuvo que heredar un escenario legado por las crisis existencialistas y ubicarnos en una realidad difícil, de crisis. Pero ¿Qué ha sucedido con quienes nacieron en los noventas?

Pese a ser pocos años los que nos difieren, me resulta insoportable su cultura de video-juegos y aparatos electrónicos pudre cerebros.

Los niños de mi generación todavía tuvieron, o tuvimos, que aprender a multiplicar. Aprender a leer, pero sobre todo APRENDER A ESCRIBIR. Yo no entiendo a las generaciones nuevas que ya no tienen que arrastrar el grafito, ¿qué diablos sucede con ellos que sólo tienen que oprimir teclas? ¿Es muy difícil hacer un correcto uso de las palabras y de las letras? --Y que conste que ya no digo que redacten coherentemente--.

En fin. Estamos ante la generación producto del prosaico y vulgar amasiato entre la ley del mínimo esfuerzo y la filosofía consumista. Esta generación evita a toda costa, todo tipo de compromiso, pero a cambio quieres todo fácil y al momento...

Terrible escenario para quienes contemplamos con tristeza cómo estos petulantes, se multiplican y comienzan a dominar la sociedad en la que también existimos "los demás". La gente a la que la vida y las circunstancias, nos enseñaron a pensar. La gente que no le tuvimos miedo al compromiso, sino que por el contrario nos dimos cuenta de los errores que se cometieron en el pasado y quisimos enmendarlos. Están los hombres y mujeres conscientes que luchan por causas justas, pero al darnos cuenta de que a quienes les depara el futuro son una seriada de zombis estúpidos, carentes de alma y de sentimientos, entes que van perdiendo la humanidad con cada consumo que realizan, con cada hamburguesa grasienta que comen, con cada gratificación inmediata que buscan, y con cada responsabilidad que evitan, con cada videojuego que usan.



Sin embargo, abordando nuevamente el asunto de la ortografía. De la turba de ninis que se hacen llamar licenciados o ingenieros cuando les preguntas sus nombres.

-- Una disculpa por favor, pero de verdad me resulta sumamente cómico cuando acaban de entrar a la facultad y ya se están haciendo llamar licenciados, o cuando le preguntas a una de estos presuntuosos (pero que en realidad tienen tan poca estima que tienen que redefinirse a sí mismos a través de un título) cómo se llaman, y anteponen su miseria humana contestando "ingeniero" fulano de tal, "psicólogo" o "licenciado" o "doctor" o "monseñor" Fulanito de Tal, los "Don Nadie" que menciona Santiago Ramírez en su clásico sobre la Psicología del Mexicano--.


Pero en fin...

Lo verdaderamente grave del asunto es que se nos culpe a los profesores de Español por esta situación...

¿Se imaginan tener un alumno creído, terco y megalómano como Enrique Peña Nieto...? ¿O como alguno que otro creidito que estudia en alguna facultad de la UNAM, que te pide corrección de estilo y se induigna y se molesta cuando les señalas sus ignorancias en el hábito de la lengua?

Porque les puedo apostar mi riñón izquierdo, mis ojos y mi lengua, a que EPN debió haber sido uno de esos chiquillos odiosos que se sienten sabelostodo y todospoderosos y que además están acostumbrados a que les aplaudan todas sus estupideces...

--Ya me lo imagino en un grupo sintiéndose el chingón de la clase--

La verdad es que en México hay muchos Peñas Nietos de todas las edades y él es simplemente un excelente parámetro que nos dice cómo está realmente la educación...

¿Creen que con actitudes así de soberbias, a los juniors y creiditos hijitos (o mejor dicho engendritos) del sistema se les pueda enseñar algo???

Y ni siquiera se diga "educarlos"...

Y a la gente le resulta muy fácil decir que "la culpa es de los profes".Cuando la mayoría de las veces la verdadera razón es la falta de disposición para el aprendizaje que se obtiene como resultado de educar hijos e hijas soberbios a lo que no les interesa otra cosa más que lo fácil, lo cómodo y lo rápido.

¡Lamentable situación!



No, y lo peor es cuando estos engendritos junior se vuelven reporteros de televisa y hace documentales que nos ridiculizan...

Y la verdad es que muchas veces me ha dado vergüenza ser un simple "maestrito de español" como dicen por ahí...

Pero la verdadera vergüenza no está en ser un "simple maestrito". La verdadera vergüenza que siento es vergüenza ajena.

Vergüenza ajena por los que no están dispuestos a aprender nada, y que defienden a cal y a canto, a fuego y hierro su ignorancia. Justificando y pretextándose de mil y un maneras...

Verguënza ajena por vivir en una sociedad como la nuestra. Enormemente ignorante y que en medio de su ignorancia, juzga a la ligera...


Lamentable situación...



Pero como dicen por ahí...
Ladran Sancho... Ladran.
Y al final, yo ya me acostumbre a que ladren lo que quieran.


Es cuanto.'.

martes, 29 de enero de 2013

Hectoplasma III


Hectoplasma.
Boobis Fantasmales III.
El "Evento".

Cabe aclarar, que a todo esto. No sé el plano en el que ocurrió.
A veces me resulta tan difícil saber si se trata del viaje, de un sueño, o de la realidad... Que no me puedo explicar cómo funciono. Cómo vivo. Paro sin tocar los límites extremos de saber si soy real o no lo soy. O si sólo estoy ocurriendo, o discurriendo, desde dentro de mis pensamientos. Pero la verdad es que no me importa. Sólo tengo la certeza de que soy y ya. Sin preteneder tener más explicaciones, porque la lógica no me alcanza. Me resulta finita. Y colgándome de esta premisa, daré por hecho que lo que ocurrió fue real.
 ¿En qué plano???
 No lo sé ni me lo preguntes.

Mejor presta atención a lo que estoy tratando de relatarte.
Aunque claro, vivir así no me perturba, salvo en casos como este...

lunes, 28 de enero de 2013

Hectoplasma II


Hectoplasma.
Boobis Fantasmales II.
La Revelación.

Todo comenzó a principios de año. Y para ser honestos no recuerdo muy bien porqué. Sólo sé que fue un evento que surgió de mis adentros para quedarse ahí... para permanecer... para ser parte de mí.

¿Qué cómo comenzó???
No lo sé explicar tampoco.

Y ahora que me lo cuestiono, no podría siquiera tener la certeza de que surgió de mis adentros. Tal vez llegó de afuera, como una proyección holográfica de mis pensamientos. Pero, si lo analizo bien, no tiene ninguna lógica esto que estoy diciendo, porque si se trata de mis pensamientos, de mi mente, del universo que está ocurriendo dentro de mí en todo momento (de cuya única constante es el discurrir permanente y no tener constante), difícilmente podrí venir desde el exterior... ¿O sí???  No lo sé, y la verdad ansío por la respuesta.

De pronto me vi coqueteando con la idea de lo colectivo... rocé su mano y ella me correspondió con una sonrisa... ¿Será posible acceder a otro nivel de la realidad durante los sueños? ¿Será posible caer en el ámbito donde todas las cosas se interconectan? Pero, aunque todo eso fuera posible, eso no explica la procedencia de la entidad ectoplásmica de la presencia que está obsesionando mi discurso de estos momentos.

O quizá, y tal vez esta sea la verdadera explicación. lo que haya visto no sea producto de la mente, fruto de la más inquieta e infantil de las imaginaciones. Sino simple y sencillamente se trate de un evento, de un ser, de una "cosa", de un ente o un fenómeno que tiene razón de ser, a partir de sí mismo.

Algo que simple y sencillamente es y ya. Sin explicaciones, sin discursos psicoanalíticos, sin tratados racionalistas de lo que es, se supone o "debiera ser" la realidad. Creo que hay cosas que se escapan a todo esto. Y sólo dentro de, puede tener cabida lo que he visto, lo que he vivido. Lo que he sentido. Con sentidos físicos, pero también con sentidos que no lo son...

Tacha "La Teibolera", Ensayo.



Porque la noche es triste y tacha era sola.
Tuvo que hacer su lucha de bar en bar.
Con su boquita pintada de "teibolera".
En la cantina, en una mesa. Subió a Cantar.

Lila Downs &; Paul Cohen.





Migración.
Genero.
Condiciones de trabajo.
Pobreza.
Indigenismo/etnicidad.


La totalidad de los determinantes sociales se hayan conjugados para ubicar a Érica en una situación de vulnerabilidad social, y por ende, en una situación de riesgo para su salud.

_ El tema de desarrollo para este trabajo, resulta harto compleja, ya que el fenómeno de la migración resulta ser quizá el eje de causas que nos refleja y redirecciona nuestra vista hacia los fenómenos sociales más graves en las cuales se desarrollan los grupos humanos de mayor marginalidad. Es decir. Es casi como si nuestro objeto/sujeto de estudio fuera el de los "marginados entre los marginados".

Migración y género. Migración y pobreza. Migración y condiciones de trabajo. Migración y etnicidad.


Esclavitud moderna.

La trata de personas, más concretamente la de blancas, es el fenómeno de actualidad que podríamos definir como el esclavismo de los tiempos modernos. Sin embargo, pareciera ser más perverso que el de tiempos históricos ya que más que tratarse se un sistema basado principalmente en la violencia institucionalizada, se trata de otro tipo de esclavizmo aún más perverso ya que el sistema opresivo del que se sustenta no tiene origen en un sistema institucionalizado, sino en un complicadísimo e intrincado sistema de ambientes psicológicos y psicosociales que tienen campo de cultivo en los límites de la marginalidad de las sociedades. Las más pobres por cierto.

Sin duda alguna se trata de un fenómeno de la pobreza. Pobreza a dúo con la ignorancia, y ambas acentuadas por las inercias de la mayoría de los actores sociales e institucionales.

Esta moderna esclavitud resulta más compleja de abordar, de comprender, porque no es fruto de un sistema/objeto que pueda ser identificado claramente, sino más bien, resulta ser una consecuencia de un modelo social. Un "a pesar del sistema y de su discurso".

Los movimientos sociales de revolución, de reformas a los medios de producción, y más recientemente los movimientos abolicionistas son las que moldearon la ideología de las sociedades modernas. Partimos de la premisa de que la legislación determina los supuestos con respecto a todas las condiciones de vida de los ciudadanos de las naciones de vida. Mismas que por difícil que nos parezca, han sido las que han determinado la situación en la que se encuentra Erika. Y entiéndase por esto lo que definimos como Garantías Individuales y Derechos Humanos. Que para casos como estos, han quedado en meros supuestos e ideales.


Justifique porque la migración, el género y la pobreza, constituyen contextos de
vulnerabilidad social frente potenciales daños a la salud o amenazas a la satisfacción de las
necesidades básicas y al respeto de los derechos humanos.


La migración, dada su complejidad, puede ser justificada como un fenómeno de pobreza. En América Latina  parece explicar la totalidad del fenómeno. Aunque también en muchos momentos históricos se ha justificado en los movimientos armados, también los desplazados tienden ser principalmente los más vulnerables. Las mujeres, los pobres, los campesinos y los indígenas.

El desplazamiento priva al migrante, pobre casi siempre, de uno de los bienes o valores; no sabría bien cómo definirlo, que resulta ser el soporte moral y efectivo que brindan siempre las redes sociales. El migrante o desplazado pierde sus redes porque se aleja de ellas. Familia y amigos se quedan atrás cuando uno decide emprender el viaje. Y es así como el de por sí vulnerable ve agravada su vulnerabilidad al estarse desplazando. Al perder el calor del contacto humano, gran aliciente ante los problemas; pero también el apoyo efectivo que puede brindarse el par que se encuentra atravesando por una dificultad, como pudiera ser el caso de accidente y enfermedad.


Pese a todos los supuestos mencionados un par de párrafos arriba, ser mujer resulta ser sinónimo de vulnerabilidad. El discurso social es uno, pero dista de ser la práctica común en la realidad. Realidad vista como un suceso tangible, libre de controversias de perspectivas, percepciones y subjetividades.

Aún en niveles urbanizados. En contextos profesionales. En la política y en casi cualquier ámbito de la cotidianidad de la sociedad, sin distinguir lo público de lo privado; el género tiende a ser una limitante. Pese a la legislación en materia, simulaciones institucionales y demás. Las sociedades latinoamericanas, y la nuestra no ha dejado de ser profundamente machista, pero trátese de un machismo que se perpetúa de formas distintas a las del pasado. Más con la virulencia de un problema social ligado a pobreza, marginación e ignorancia. Perpetuada en los modelos de conductas que se heredan unas generaciones a otras. Modelos que tardan mucho tiempo en modificarse, pero muy poco en aprenderse y adoptarse.

En situaciones de violencia, principalmente hacia la mujer y los niños, tenemos un problema común que resulta ser el Síndrome de Indefensión Aprendida, multifactorial, que se da a consecuencia de muchas condicionantes de carácter psicológico. Este problema tiene como principal características que ante la violencia aprendida  y asimilada como normal, que el instinto normal de conservación y defensa se ve minado, y perdida la reacción de defensa, junto con la sana violencia implícita en la acción respuesta. Sin duda alguna esto se percibe en casos como el de Erika, y el de muchas mujeres y niños que se ven expuetos/as a este tipo de violencia constante, permanente. Tal vez Erika sea un caso un poco diferente. Sin embargo a situación de las "demás" a las cuales ellas define como "pendejas", se percibe muy claramente este problema. Esto es a lo que Flores define como "un problema de docilidad".

A eso hay que agregar los estereotipos aprendidos. El instinto natural de querer huir de los ambientes opresivos de pobreza. La carga familiar, con todas las nociones y pautas de conducta. y en resumidas cuentas, la adaptación a la violecia cometida hacia sí, vista desde la visión de la cotidianidad, es la resulta de todo este ambiente que propicia una situación de extrema vulnerabilidad.

Todos estos factores psicosociales, son los que determinarán también asumir la violencia sexual como algo "normal" o cotidiano.

sindorme de indefensión aprendida.
carga familiar (socialmente aprendido)
ganancias secundadrias  (sona de confort simbólica)
visión de tunel (multifactorial)
autocastigo pr las malas de siciones que toman.



domingo, 27 de enero de 2013

Hectoplasma I


Hectoplasma.
Boobis Fantasmales I.
El preámbulo.


Rayos. Es en verdad difícil para mí comenzar este relato, sin sentirme o parecer un desquiciado. Además, tampoco tengo idea de cómo empezar.

_ Muchas veces el temor a ser juzgados nos limita. Hay situaciones que nos hacen sentirnos desnudos. Aunque en realidad para mí la desnudez del cuerpo no me genera mayor problema, o por lo menos mi desnudez corporal no me hace sentir infeliz — vaya, aunque tampoco muy orgulloso de hecho, no me genera problema alguno. Existe otro tipo de desnudez que lo hiela a uno, al otro, a ti, a mi, ustedes, nosotros ellos; todos. La desnudez del alma.



By Konztantynoz.