La Sombra, By Drako-Konztantyno .´.

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jueves, 14 de marzo de 2013

Cartas Malditas I

Dependencia Emocional.



Preciado Ernesto:

Como sabrás, he desperdiciado cuatro años de mi vida contigo, y digo desperdiciado tal vez porque de momento no se me ocurrió otro calificativo para resumir tan frustrante y larga historia.

_ Me tomó año y medio de mi vida, poco más, poco menos, darme cuenta de que mi corazón palpitaba las primeras 4 palabras con las que comienzo mi carta.

_ Lamentablemente, no fue sin sufrir la cruenta desesperación de presenciar una agonía. Quizá la similitud no sea la correcta, digo, moralmente hablando claro está. Pero nada comparado como ver a un agonizante, padecer la tortura del dolor mientras poco a poco muere. Contemplar inutilmente que no hay ni morfina, ni opio, ni potentísimo sedante que alivie su penar. Será quizá, como la experiencia de una madre, o de un padre, que ve cómo poco a poco, se le desvanece la vida de su hijo, mientras a este se le pudren las entrañas a causa del más hórrido de los cánceres. Y así fue. Realmente para mí, Así fue. Sólo que se trató de un cáncer terminal el que cual virus puruliento infectó nuestra relación. ¿En qué momento? ¿Quién sabe? La verdad no lo sé, y de nada me sirve ya saberlo. Simple y sencillamente sucedió, como ocurren las cosas de la vida. Tal como las personas enferman de algo grave, para después morir.

_ Sin embargo, nuestro duelo, o mejor dicho, mi duelo, quedó reducido a las cenizas. Cenizas del cadaber de lo que fue nuestro amor.

_ Y no sé que más decir al respecto, más que hacer caso a mis adentros, y poder decir libremente, con la soltura que nos dan la paz y la libertad, y hacer caso a lo que surge desde mis adentros:
 Me siento enormemente liberada de este tormentoso proceso cargado de sufrimiento.

_ Tal vez así se sienta quienes cargan con la desdicha de tener que vivir, o mejor dicho, morir, a lado de quien tiene los días contados.

_ Cuando alguien cercano a nosotros enferma, una parte de nuestra alma también lo hace. Pero lamentablemente, no sólo sana cuando el enfermo sana, sino que curiosamente también puede sanar, tan de golpe, tan de repente, cuando el enfermo muere. No sin antes arrancarnos una parte de nuestro ser, que también muere con él. Una parte que se va, que se lleva con él, y que nos desconfigura, a quienes sobreviven. A quienes les reforma completamente la existencia, al tenerse que enfrentar a una nueva vida en la que "falta algo". Una vida y un alma, a la cual se le ha amputado una parte de su ser...

_ Y a decir verdad, es como quien pierde una de sus extremidades a causa de un horrible mal, o de un trágico accidente. En este caso mi trágico accidente fuiste tú. Y mi horrible mal, el amor que sentí por ti.

_ Sin embargo, llega el momento de las decisiones duras. Continuar viviendo pagando un alto precio, o seguir agonizando con terribles dolores. Dolores de frustración. Dolores de espiración prolongada y penitente.

_ Y si se paga el precio, se paga con la intención de nunca más tener que volver atrás, salvo riesgo de volver a enfermar. Y es entonces cuando el cirujano, en este caso el destino, es quien nos extirpa el miembro atrofiado, purulento, encarcinado, para darnos una nueva oportunidad, de que enmendemos nuestras vidas, y podamos continuar. Es verdad, que aunque incompletos, pero es esa mutilación del alma, de lo profundo de nuestro ser, el costoso precio que se tiene que pagar.

_ Se trata de una situación difícil, pero el pronostico siempre dirá: Sobrevivirá.

_ Tal y como yo, aunque mutilada, desconfigurada, hoy tengo la oportunidad de seguir a delante. Tengo la libertad para amarme, y por qué no incluso, poder amar de verdad.


_ Y es así como termina una historia de dolor y muerte, por una promesa de futuro que nos devela un paisaje de amor y de libertad.

_ Quizá, mi preciado Ernesto, nunca recibas esta carta, porque esa no fue mi intención al momento de redactar. Sólo tenía que ponerme en orden, y decirle al mundo que la verdad, no tengo más duelo, ni nada por que penar.


Arrepentida de no tener el valor suficiente de haberlo hecho antes, me despido de ti con sinceridad.

Con toda la honestidad de mi corazón.


Regina,
antes esclava de la tristeza,
ahora princesa de la Libertad.



Y ahora, lo único que me duele, es el tiempo...

miércoles, 13 de marzo de 2013

La sociedad de los Muertos Vivientes I


Segunda parte de la serie: "Al necio y al engreído hay que dejarlos pasar".





La gente en México no sabe ni leer bien, ni escribir bien...

Y lo más vergonzoso de todo, es que se hacen llamar "licenciados", "ingenieros", cuando les preguntas sus nombres, y los imbéciles ni siquiera saben escribir bien.

En México existe una generación de juniors pedantes, que no recibieron otra educación mas que la pedantería. Es verdad que pudieron ir a la UVM, o al Tec de Monterrey, o a cualquier escuela o universidad de "excelencia", donde lo único que realmente aprende la gente es egolatría y culto a la personalidad.

En fin. Toda esta generación de inútiles parasitarios, ya se les puede ver posicionándose en nuestra sociedad. ¿Necesita usted ejemplos? ...

-- Pues ahí tiene a usted que uno de estos pelmazos, ignorantes, prepotentes, creídos y "chulos" nos preside. Uno de esos juniors egresados de esos pudrideros de la moral humana, que se hacen llamar a sí mismas "escuelas de emprendedores"...

Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de las clases altas. Se ha convertido más bien en una moda. Moda del culto al vídeo-juego y a la estupidez.

Quizá ya por fin me ha llegado la perspectiva de viejo, pero ¡Diablos! la diferencia generacional entre quienes nacimos en los últimos años de los ochentas, y quienes nacieron a principios de los noventas, es abismal.

Quizá nosotros, o mejor dicho, mi generación, tuvo que heredar un escenario legado por las crisis existencialistas y ubicarnos en una realidad difícil, de crisis. Pero ¿Qué ha sucedido con quienes nacieron en los noventas?

Pese a ser pocos años los que nos difieren, me resulta insoportable su cultura de video-juegos y aparatos electrónicos pudre cerebros.

Los niños de mi generación todavía tuvieron, o tuvimos, que aprender a multiplicar. Aprender a leer, pero sobre todo APRENDER A ESCRIBIR. Yo no entiendo a las generaciones nuevas que ya no tienen que arrastrar el grafito, ¿qué diablos sucede con ellos que sólo tienen que oprimir teclas? ¿Es muy difícil hacer un correcto uso de las palabras y de las letras? --Y que conste que ya no digo que redacten coherentemente--.

En fin. Estamos ante la generación producto del prosaico y vulgar amasiato entre la ley del mínimo esfuerzo y la filosofía consumista. Esta generación evita a toda costa, todo tipo de compromiso, pero a cambio quieres todo fácil y al momento...

Terrible escenario para quienes contemplamos con tristeza cómo estos petulantes, se multiplican y comienzan a dominar la sociedad en la que también existimos "los demás". La gente a la que la vida y las circunstancias, nos enseñaron a pensar. La gente que no le tuvimos miedo al compromiso, sino que por el contrario nos dimos cuenta de los errores que se cometieron en el pasado y quisimos enmendarlos. Están los hombres y mujeres conscientes que luchan por causas justas, pero al darnos cuenta de que a quienes les depara el futuro son una seriada de zombis estúpidos, carentes de alma y de sentimientos, entes que van perdiendo la humanidad con cada consumo que realizan, con cada hamburguesa grasienta que comen, con cada gratificación inmediata que buscan, y con cada responsabilidad que evitan, con cada videojuego que usan.



Sin embargo, abordando nuevamente el asunto de la ortografía. De la turba de ninis que se hacen llamar licenciados o ingenieros cuando les preguntas sus nombres.

-- Una disculpa por favor, pero de verdad me resulta sumamente cómico cuando acaban de entrar a la facultad y ya se están haciendo llamar licenciados, o cuando le preguntas a una de estos presuntuosos (pero que en realidad tienen tan poca estima que tienen que redefinirse a sí mismos a través de un título) cómo se llaman, y anteponen su miseria humana contestando "ingeniero" fulano de tal, "psicólogo" o "licenciado" o "doctor" o "monseñor" Fulanito de Tal, los "Don Nadie" que menciona Santiago Ramírez en su clásico sobre la Psicología del Mexicano--.


Pero en fin...

Lo verdaderamente grave del asunto es que se nos culpe a los profesores de Español por esta situación...

¿Se imaginan tener un alumno creído, terco y megalómano como Enrique Peña Nieto...? ¿O como alguno que otro creidito que estudia en alguna facultad de la UNAM, que te pide corrección de estilo y se induigna y se molesta cuando les señalas sus ignorancias en el hábito de la lengua?

Porque les puedo apostar mi riñón izquierdo, mis ojos y mi lengua, a que EPN debió haber sido uno de esos chiquillos odiosos que se sienten sabelostodo y todospoderosos y que además están acostumbrados a que les aplaudan todas sus estupideces...

--Ya me lo imagino en un grupo sintiéndose el chingón de la clase--

La verdad es que en México hay muchos Peñas Nietos de todas las edades y él es simplemente un excelente parámetro que nos dice cómo está realmente la educación...

¿Creen que con actitudes así de soberbias, a los juniors y creiditos hijitos (o mejor dicho engendritos) del sistema se les pueda enseñar algo???

Y ni siquiera se diga "educarlos"...

Y a la gente le resulta muy fácil decir que "la culpa es de los profes".Cuando la mayoría de las veces la verdadera razón es la falta de disposición para el aprendizaje que se obtiene como resultado de educar hijos e hijas soberbios a lo que no les interesa otra cosa más que lo fácil, lo cómodo y lo rápido.

¡Lamentable situación!



No, y lo peor es cuando estos engendritos junior se vuelven reporteros de televisa y hace documentales que nos ridiculizan...

Y la verdad es que muchas veces me ha dado vergüenza ser un simple "maestrito de español" como dicen por ahí...

Pero la verdadera vergüenza no está en ser un "simple maestrito". La verdadera vergüenza que siento es vergüenza ajena.

Vergüenza ajena por los que no están dispuestos a aprender nada, y que defienden a cal y a canto, a fuego y hierro su ignorancia. Justificando y pretextándose de mil y un maneras...

Verguënza ajena por vivir en una sociedad como la nuestra. Enormemente ignorante y que en medio de su ignorancia, juzga a la ligera...


Lamentable situación...



Pero como dicen por ahí...
Ladran Sancho... Ladran.
Y al final, yo ya me acostumbre a que ladren lo que quieran.


Es cuanto.'.