De por qué es mejor no tenerle miedo a los fantasmas
que tenerle fe a una medalla.
La madre le dice al niño:
"No juegues por esa vereda,
está solitaria y no tarda en
oscurecer..."
No te preocupes madre -responde-
estaré jugando por aquí,
y nada me pasará.
Al día siguiente se repite la escena
y la madre se encuentra cada vez más
frustrada ante la situación...
No encuentra manera alguna para evitar
que el niño deje de jugar en esa
vereda que tanto le enfada a ella.
-Hijo, entra a casa, ya pronto
oscurecerá, en esa vereda los
fantasmas acostumbran salir para
llevarse a los niños...
Los raptan, los llevan a sus
guaridas y les sacan los ojos...
-El niño ignora a la madre, pero ha
escuchado las palabras...
El niño corre, el niño juega,
el niño brinca y se esconde...
va tras una pelota y se ha trepado
en un árbol; es completamente
dichoso jugando en la vieja y sola
vereda...
Llega el padre la madre le dice al marido:
"No me hace caso, dile que me obedezca".
Sale el padre a la vereda.
-Hijo, obedece a tu madre, ella tiene
razón y sabe lo que dice...
El niño recuerda de los
fantasmas y le pregunta al padre
si es verdad lo que madre ha dicho.
¿Quién te ha contado tal cosa?
(el padre ignora la situación)
-Mi madre me lo ha dicho antes
¿a caso tiene razón?
El padre pensando que hace lo mejor
por el niño le dice:
"Es verdad lo que dice tu madre,
los fantasmas vienen de noche,
raptan niños desobedientes y les
sacan los ojos".
El niño se aterra al escuchar
tan cruenta frase por segunda ocasión.
Ambas veces, de las personas en las que
más confía.
Y para rematar el padre agrega.
"Escucha tu madre... ella tiene la
razón"
Y después de decirle, guarda a sus
adentros una satisfacción al pensar
que está mentirilla se justifica
puesto que ambos padres lo hacen
"por el bien" de su hijo...
Esa noche el niño casi no pudo dormir...
respiraba con dificultad y de pronto un
sobresalto lo arrebató bruscamente del
sueño que estaba teniendo...
El niño se sentó en la cama, escuchó el
viento menear los bejucos, las ramas
de los árboles y finalmente escuchó el
ulular del bou...
Se incorporó, miró por la ventana de su
habitación y observó hacia la vereda donde
pasaba las tardes hasta la hora de oscurecer.
A la tenue luz de la Luna, el lugar se veía
diferente...
Tétrico, oscuro, solitario y frio...
Las palabras de la madre, vibraban en
el interior del pequeño cuerpo del niño...
"los fantasmas vendrán, te raptarán, y te
sacarán los ojos"...
Durante toda la semana, más o menos en
iguales circunstancias, esta escena nocturna se
repitió...
"los fantasmas vendrán, te raptarán, y te
sacarán los ojos"...
Decía una pequeña voz autómata que se
reproducía en su interior.
Con el pasar de los días, en niño comenzó
a dejar de ir a jugar a su antigua vereda...
Cada vez, encontraba en ella, cosas que le
evocaban lo dicho por la madre, a penas el
Sol decaía un poco, el niño se llenaba de
angustia y corría hacia su casa...
Al ver los bejucos, o escuchar cualquier ruido
el niño sospechaba y comenzaban las ideas en su
mente a hilvanarse, a crear conjeturas.
Después cualquier cosa de ese paisaje podía
llegar a atemorizarle...
Y así continuó este asunto, hasta que finalmente
el niño dejo de ir a jugar a la vereda, tratando
incluso de evitarla lo mayormente posible.
Pasó el tiempo, y en una ocasión el niño,
ya siendo un poco mayor, se vio
en la necesidad de tomar ese rumbo para ir a
algún lado...
Parecía olvidado el asunto, hasta que al regresar,
siendo ya noche cruzó aquel caminó, de la vieja
vereda y al ir caminando, una severa angustia, se
apoderó de él...
Esa ansiedad se fue transformando hasta convertirse
en un serio problema de miedo al tener que
pasar por ese lugar...
Cuando, el niño, ya un joven, tenía que tomar ese
rumbo para poder acortar camino al dirigirse a su
nueva escuela. El miedo que tenía se convirtió en un
verdadero problema.
Un día, la madre, que al ver la magnitud del asunto,
decidió intervenir, le dio al niño, una pequeña
medalla de oro, la cual le ató al cuello y le dijo:
"Esta medalla es 'especial' y te protegerá cuando
atravieses la vieja vereda"
Ahora el muchacho pasa muy seguro por ese lugar, y si
algún pensamiento de duda lo invade, se lleva una mano
al pecho, y toma la medalla entre sus dedos, sintiéndose
muy confiado de que ésta le "protege"...
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El miedo del niño, maduró con el tiempo...
¿Qué sucederá cuando pierda su medalla?...
¿No hubiese sido mejor no inventarle
fantasmas, ni crearle medallas?...
...
"Parece quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño le pone el Coco
y luego le tiene miedo"
________________________ Sor Juana Inés de la Cruz.
MORALEJA:
~Es mejor una madre que no crea fantasmas,
que aquella que da medallas milagrosas~
******************
LOS PODEROSOS UTILIZAN EL MIEDO
PARA TENERNOS CONTROLADOS...
INCULCAR UN MIEDO, ES INTRODUCIR CONTROL...
UNA POBLACIÓN ATEMORIZADA, ES UNA
POBLACIÓN DÓCIL, ALTAMENTE MANIPULABLE
Y POR ENDE, CONTROLABLE.
DURANTE ANOS, Y SIGLOS, LAS HUESTES DEL PODER (O ÉLITE EN EL PODER)
NOS HAN INFUNDIDO TEMORES PARA TENERNOS
LO SUFICIENTEMENTE CONTROLADOS Y MANIPULARNOS
MÁS FÁCILMENTE.
ASÍ, NUESTROS PUEBLO CONQUISTADOS, DESPUÉS
DE SER SOMETIDOS, FUERON POCO A POCO DESMORALIZADOS*
CON UN SISTEMA IDEOLÓGICO PERNICIOSO, EL CUAL LOS
SOMETIÓ PSICOLÓGICAMENTE...
CON IDEAS COMO:
"ERES MALO"
"ERES INÚTIL"
"ERES PECADOR"
"ERE INDIGNO"
"ERES NADA"
"NO VAS A PODER"
NOS HAN MANTENIDO SOMETIDOS...
NOS HAN MANTENIDO EN LA OPRESIÓN...
YA BASTA!!!!!!!!!
(Lee y Lucha)
☠Dom Drako-Konstantyno ╬ ╬
POR EL IMPERIO DEL LAS "COSAS RARAS"
http://drako-konztantyno.blogspot.com
1.-De esto yo culparía al sistema religioso de
mediocridad, negación y sometimiento que nos
inculcaron los conquistadores a través del
trabajo de "lavado de cerebro" que hicieron los
frailes entre los población indígena sometida.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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Buena esa....
ResponderEliminarsigue así....
Buenas tardes, me llamo Cristina y soy una geminiana como tú. Queria decirte que me has cautivado con tus palabras y tu delicado y delicioso apetito intelectual.
ResponderEliminarun saludo!
Cristina