La Sombra, By Drako-Konztantyno .´.

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miércoles, 31 de marzo de 2010

Revelación/Sueño.



_ Llevaba ya, pues, doce horas en aquella postura y en perfecto silencio. con las rodillas pegadas e mis oídos, después de cuarenta días en el desierto y tres de ayuno ritual. El escriba y mi maestro no me dejaban solo ni por un momento en esta hora de mi prueba final.

_ De pronto, sentí arder mi corazón y vi incendiarse mi ser. Era como si muriera, pero sin morir. Era como una tortura, que producía placer.

_ Y ahí estaba yo, ardiendo, podía verme en mi incómoda postura y ver el resplandor que envolvía mi ser.

_ Y de pronto...

_ Todo fue confusión y nada más.

_ Sentía como el mundo y las cosas del mundo se alejaban de mí.
― Y creo que así es como comienza aquello que llaman descenso ―
y de la nada a la ingravidez.
Cero total.
Cero Absoluto.
¡Que equivocados están los científicos!
¡Esta realidad no se especula, se debe experimentar!
¡Es la frontera de los eventos!
"¿Qué diría los físicos por llegar a este lugar?"

― Y ahí estaba yo, únicamente con mi consciencia ―.

_ Y de nuevo estaba ante la puerta del palacio, y las cohortes celestiales hacían retumbar trompetas en honor al que habitaba en él. Y dos columnas de mármol se alzaban custodiando la puerta, una azul, jónica, la otra blanca, dórica, y juntas se alzaban dando soporte a sendos muros de malaquita que se alzaban hasta cincuenta veces siete la distancia de un estadio.

_ Vigilando la puerta, dos seráficos revestidos de esplendor con cuatro brazos y ocho alas. Un brazo y un ala apuntando hacia cada dirección y las otras cuatro alas cubriendo lo que quizá sería su cuerpo.

_ Entre estos seres celestiales habían dos espadas entrecruzadas, la espada de la verdad, y la espada de la justicia, y entonces pronuncié la palabra adecuada y estas palabras me abrieron la puerta del palacio.

_ Desde la entrada, podía verse una piedra de una sola pieza de algo que parecía zafiro, bajo de él, toda la bóveda celeste que custodia los caminos y la sabiduría. En sus cuatro direcciones, habían dispuestas cuatro criaturas de luz y fuego. Revestidas de Gloria y coronadas de un casco de bronce. Todos tenían cuerpo como de humano. Pero con cuatro brazos y cuatro piernas. Una por cada cabeza.

_ Las cuatro criaturas tenían todas cuatro cabezas, una como de buey, otra como de león, otra como de águila, y otra como de cabrío, pero en cada criatura sobresalía una de las cuatro cabezas. O la del buey, o la del león, o la del águila, o la del cabrío, estando estas coronadas con el casco de bronce. Y las cuatro criaturas cantaban al unísono loas e himnos para Aquel que está sentado sobre el trono de zafiro.

_ Su Esplendor era tan fulgurante que descendían de él cuatro columnas, como en un tornado, hacia la Yeschiva Celeste brindándole los cuatro dones.

_ Las dimensiones de la piedra como de zafiro eran tan tremendas, sólo en magnitud de la magnitud de Aquel a quien portaba. Sabía que estaba sentado ahí, pero no podía aún observarle puesto que no se me había autorizado aún hacerlo. Mientras no demostrase mi sabiduría y santidad, no me sería posible. Ni real, ni verdad, el verle sin desintegrar mi existencia.

_ Entonces se acercó el Arconte, el conductor del merkabah (carro) que transporta el Trono/Piedra haciéndose servir por cuatrocientos potestades. Probó, midió y cualificó mi santidad y sabiduría y me develó al fin la Shekinah (Gloria) de Aquel que estaba delante de mí.

_ Ni mayor éxtasis, ni mayor gozo contemplo tan Santa Presencia. Le contemplé lo que durarían los límites de la realidad posible. Pero cuando me disponía por fin a reverenciarle, sentí la presencia, del Profeta, shlita (bendita memoria), y me tocó el corazón.
― Espera ― dijo pronunciando mi nombre ― no debéis adorar nunca a nada que no sea Hashem (el Todopoderoso).
Ni siquiera a sus emanaciones.












"ENTONCES AL REGRESAR SUPE, POR QUÉ LA PRUEBA FUE SUPERADA".












Dom ☠Drako-Konztantyno††.'.
POR EL REINO ESPIRITUAL
DE LAS "COSAS RARAS"
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