jueves, 18 de junio de 2015
Negros como el zapote y la noche
Ante todo, he de confesarte que era muy guapo, o al menos lo era para mí...
No te puedo negar que su imagen, su sonrisa seria debajo de sus lentes, y esa mirada observadora que parecía verme con un cierto aire de incredulidad, fueron lo que finalmente me conquistó.
No lo vi, ni le oí llegar.
Su imagen, que incluso en ciertos momentos me parece rara, Comenzó a inundar poco a poco el escenario de mi mente. Sus gestos, eran una especie de fantasmas pululantes que vagaban en mi mente a su placer. Y toda vía hoy, varios mese después, me llegan esos pensamientos intrusivos con una de sus retorcidas sonrisas, o de sus cómicas muecas disfrazadas de seriedad...
También, he de confesarte, a riesgo de ser imprudente, que sus ojos, esos profundos ojos negros, en el momento de la intimidad, irradiaban un fuego especial, nada que ver ver con su inseguridad juguetona habitual, que irradiaba una lujuria que me hacía sentir especial...
Ah...
Sus ojos,
Esos tan sinceros ojos negro. Negros como el zapote y la noche, negros como los hábitos del clero, negros como mis pensamientos, y también ¿por qué no? negros como su propia suerte...
A veces traviesos, a veces tan tiernos, a veces mundanos, y otras indiscretos...
/https://www.facebook.com/sunel.cebrero/videos/10152691084927654/
Etiquetas:
Autobiográfico,
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