Lucidez en la Soledad.

Esta noche me encuentro solo,
tan solo como tantas otras…
tan solo como todas las noches de mí existir.

-Tantos años transcurridos por esta vida
y aún no he tenido el placer de compartir
el lecho más allá del sexo…

Más de dos décadas de vida, de excesos…
sin compromisos…

Y esta noche, al amparo de la luna…
sin más compañera que una tímida llovizna
me postro ante la dama de la noche.

Tan nostálgico, tan triste, tan herido.
Tan solo, tan soezmente solo.
Tan crudamente consiente de mí mismo
tan desilusionado del ser y del existir.

La soledad esta noche me ha dado una
tregua, y no porque alguien retoce conmigo
humedeciendo mi lecho.
Sino porque esta noche, no me atormenta su
indescriptible suplicio.

Esta noche, aunque solo, no he caído víctima
del sufrimiento que ésta me causa.
Esta noche mi pensamiento es claro.
No hay desesperación al ver mi vida
transcurrir en vano
No hay intoxicación, producida por las
drogas al querer evadir la realidad.

Sólo soy yo.
La Luna,
La llovizna y mi alcoba.

Sólo soy yo más un pensamiento terriblemente
mortal.
Sólo soy yo con mis suicidas pensamientos.
Sólo soy yo acompañado de tan serena dama:
Mi Soledad.

Ha transcurrido mi vida.
(Jamás insípida, al contrario)
Llena de los más exquisitos excesos
y los más sublimes pesares.
Atiborrada de dolores
y plena de satisfacciones.
Sin embargo nunca encontré saciedad.

De pronto descubrí ese sentimiento
maldito que dejaba insatisfecho.
De pronto, pude constar que el camino
que me había llevado a la inconclusa plenitud
levaba la cruz y karma por precio.

La soledad que me había permitido probar las
más exquisitas mieles de la autocomplacencia
me regurgitaba en el rostro la hiel espesa y amarga
que resulta de un sentimiento de vacío
por no haber contado con quienes se supone
te deberían de amar…

-Obstáculos y nada más, pensaba, que no
permiten alcanzar la felicidad.

Y después de que con esfuerzo alcance mis metas.
Conquistando la cima de mis anhelos.
Me di cuenta que al volver al rostro de mi pasado…
que en la cima no había nadie con quien compartir
la satisfacción.
Sólo una multitud distante a la cual
presumirle los logros.

Y esta noche, tan abatido y absorto en mis pensamientos
vuelvo a pensar en ti mi querida Fortuna.
Voluble como la marea, e impredecible como el
vuelo de una mosca.
Pienso en ti, y se me seca la boca.
¿Qué será de mí mañana?
¿Vale la pena preguntar?
Será mejor que esta noche, que sobrio
de temor y de psicotrópicos.
Tan cuerdo como en tan pocas
ocasiones, decida tomar el
cuchillo y poner fin a mi
tortuoso pensar.
A mi tortuoso penar…

☠Konztantyno††