La Sombra, By Drako-Konztantyno .´.

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jueves, 5 de marzo de 2009

Sueños de Cosas Raras

Esta noche me encuentro solo.

Ausente, un pensamiento sucede al otro.
Los veo como si se trataran de las espectrales figuras
de un praxinoscopio.
Proyectados frente a mí,
burlándose de mi miseria.
Alimentándose de mi pútrida conciencia…

Las horas se pierden en este estado
Mi consiente no sigue ya mis pasos.
Hace ya algunos minutos que me ha abandonado…

Efectos ópticos, mecánicos sostienen mis ideas…
…ideas que persiguen los pensamientos más difusos.

La nostalgia toca una puerta pero no entra…
o más bien, no la he dejado entrar.
La única musa entre mi soledad y ahora
y ahora cínicamente le he dado la espalda.

Y mi paladar se reseca.

No hay dolor, pero tampoco paz

Sólo es un ligero estado de inconsciencia;
-Ya pasará- me digo a mi mismo, tratando
de aligerar mi ansiedad.

De pronto, dentro de este estado letárgico,
identifico un objeto familiar...
Es mi sofá y me hallo tumbado sobre de él.

De entre las imágenes de mi mente surge un reloj.
Una, Dos, Tres, Cuatro, Seis, Quince, Veintisiete…
Transcurren las horas, persiguiéndose la una a la otra…

La incertidumbre domina mi alma
cierro los ojos con violencia
con tal fuerza que comienzo a sentir su sangrar
-No puedo más- me digo a mi mismo,
tratando de aligerar mi ansiedad.-
Ya es la hora de despertar y salir de este limbo-.

Abro los ojos, y todo aparenta ser y estar.
Aún reposo sobre el sofá
Los objetos me dicen que me encuentro en mi hogar
en mi alcoba.

Nuevamente, toda sensación se aleja de mí…
y los pensamientos vagos desfilan sobre mi mente:
Un elefante.
Un clavo.
Una cruz.
Un torbellino.
Un carro.
Una uña.
Un meteorito.

Casi les puedo tocar
están en mi mente
y tocan mi ser.
Al sentirme a punto de perder la conciencia.
Intento ponerme de pie
para descubrir con frustración
que mi derredor se desvanece.
Ese ilusorio aparente.
Ya no es, ya no está.

-Es hora de regresar- me digo a mí mismo,
tratando de aligerar mi ansiedad.

De pronto
una voz,
tan dulce, tan tenue, tan suave, me dice:
“Has cruzado la primera puerta”.

Un hormigueo recorre mi frente, mis piernas y vientre.
La sensación se transforma en calambre y pierdo las fuerzas.
Cinco segundos más y estoy convulsionando…

Un líquido espeso fluye de mi garganta y fosas nasales.
Mares de espuma salada me rodean…
no veo nada más que la espumay una neblina de color ámbar.

Poco a poco me estremezco con menos violencia,
los fluidos comienzan a cesar.

Me encuentro tirado en el interior de un Templo de mármol,
de paredes monolíticas de tonos azules y grises.
El suelo está compuesto de armoniosas losetas blancas y negras
que se extiende frente a mí como un siniestro tablero de ajedrez.

No hay más nada al interior, que un altar con peldaños justo en el centro,
custodiado por tres candelabros, con siete lámparas cada uno.
Sobre el alta reposa un cuerpo…
Parece inerte…
se percibe pálido.
Está cubierto de satines marrones.

Quiero ponerme de pie y no puedo,
mis piernas apenas responden.
Han caído presa de la flacidez
propia que sucede a las convulsiones.

-Pronto terminará- me digo a mí mismo,
tratando de aligerar mi ansiedad.

Toda voluntad ha sido extirpada de mí.
Ahora, no se si confiado de ellos, mis instintos guían.

Me arrastro sobre las gélidas losetas
blancas y negras, del valle de la muerte.

A la mitad de este tartárico escenario me detengo.
Apenas toco el primer escalón del santuario dónde
está el catatónico cuerpo
Las fuerzas me son restauradas.

Al ponerme de pie,
levanto la mirada hacia la bóveda del templo.
En él están representadas las luces celestes
distribuidas en nueve cúpulas.

Una extraña sensación me abruma.
Subo los peldaños del templete con la reverencia deun Hierofante.
El pie derecho sobre el primer escalón.
El segundo y el tercero.

Retiro los velos marrones y el cuerpo…
quizá de mujer, ninfa o gorgona;
reposa inerte, pálido, frio.

Junto al cuerpo un copa con vino, una daga
“Bebe del cáliz y toma este cuerpo”
Dice una nota…

Mórbidos pensamientos necrófilos
me provocan una potente erección.

Bebo del cáliz
y las pasiones del sátiro me enervan.

Un lívido tono rojizo surge de entre
lo que aparentan ser unos pechos.
Tan fríos, tan húmedos, tan suaves.
Bebo sus néctares y me prendo de ellos.
Me introduzco en su cuerpo,
apenas me muevo en ella y su cuerpo entibiece.

Las pasiones carnales me doblegan hasta lo salvaje
Soy una bestia copulante, jadeante, babeante.

Mis fluidos le inspiran nuevamente la vida.
Me agito con desenfreno hasta
sentirel más esquisto y terrible de los orgasmos.

Ella abre los ojos, toma la daga
y la clava en mi pecho.

La daga se introduce en mis entrañas
haciéndome salir del trance extático.

No siento dolor alguno, y no hay sangre en la herida.

Un ser alado surge de una de las cúpulas
y me envuelve entre sus alas…

Nuevamente, no veo nada…
-Puedo salir de esto- me dije a mí mismo, tratando
de aligerar mi ansiedad.


El ser con alas me dejó caer…
-Estás en la cúspide del monte Athos-
Me dijo y se retiró.

La suave vos me otra vez me llamaba:
“Atravesaste la segunda puerta”
Decía.

El resplandor de este ser
me cegó un buen rato.
La incertidumbre me prohibía desplazarme.

Al recobra la plenitud de los sentidos.
Pude ver que me hallaba en penumbras.
Frente a mí, apenas percibía un acantilado profundo
como mis vicios…
Tras de mí, una barrera de cardos, espinas y osamentas.

A mi derredor, nada más que rocas.

Tras la barrera de cardos,
pude ver sombras.
Una multitud,
de roncas voces, al parecer
todos vestidos de andrajos.

En coro entonaban estos lúgubres versos
“Ibn Agni Item Enuc Luka
Ib Agnanus Pacite Tez Kolua
Talos Paliem Sek Mikeath”

Ante la suma de todos mis temores
incertidumbres, y ansiedades, me postré debruces.

De entre la niebla salieron tres entes.

Al centro un buey mitrado de tres ojos.
A la izquierda una mujer coronada de una diadema
con forma de áspid.
A la derecha un cocodrilo antropomorfo.
Haciendo el símbolo de la triada me señalaron
y del tercer ojo del buey una ráfaga de fuegome fue disparada…
todo ardía en mi alrededor,
incluso yo
me hallaba en llamas, pero sentía congelarme…

De pronto todo desapareció.
Y me encontré nuevamente en el monte…
sin más neblina…
sin más seres extraordinarios…
sin más cardos, ni rocas…
sólo yo, tumbado sobre la arena
cubierto de una áspera cota de lana.

La voz me dijo:
“acabas de cruzar la tercera puerta”.

Uno de lo ancianos que había visto
anteriormente me levantó
y acto seguido, él y los
que le acompañaban se arrodillaron ante mis pies

"Postraos ante nuestro Señor"
clamaban.

"Postraos ante aquel que ha sido
ungido profeta de los demonios sumerios…"

Y comenzaron corear

Reaviven una vez más mi fuego interno
Dioses-demonios de la verdad…
Renueven, restauren, construyan e inspiren…
Permítanos sentir una vez más el Fuego Interno
Cúspide de sus promesas al mortal…
Déjenos sentir el fuego abrazador
En el fondo de nuestro corazón…
Oh! Jahbulon…
Oh! Abraxas…
Oh! Baphomet…

-No puedo más- me digo a mí mismo,
tratando de aligerar mi ansiedad.

Este es señor psicoanalista
el único sueño recurrente
que me acompaña en las noches
en las que puedo dormir…

¿Cuál es entonces la realidad?


☠Konztantyno†† ::

.

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