Hace Diez años
se cerraron tus ojos...
y para ser sinceros
no recuerdo cuándo
los vi por última vez.
Hace diez años se borro
tu imagen material
y te inmortalisaste en
la memoria de quienes te amamos...
Hace diez años
dejaste este mundo
para ser recibido como
un héroe en el Eterno Oriente.
El dolor aún me amarga
al recordar que no me
dejaron verte
la que pudo haber sido
una última vez...
Lo que sí recuerdo
es la última vez que escuche tu vos
una vos lejana y ausente
entrecortada y débil..
mecanizada a través
de un teléfono movil...
Los dos internados
en el mismo hospital
y la bruja de la Anastacia
que no me dejó subir a verte...
Siento como se me desgarra
el alma al escribirte esta líneas...
te extraño hoy más que nunca...
Quizá de niño
podía imaginar que te encontrarías
en algun "lado" viendome desde "arriba".
Viendo mis pasos y guíando mi andar...
Pero ahora que el tiempo ha pasado
y caminé por la deriva sin contar con nadie
sin confiar en nadie...
Tan solo... Tan amargamente solo.
Y comrendí por vez primera lo mucho
que significas.
Lo importante que fuiste...
Sé bien que ya estabas cansado
y lo miraba en tu andar...
en tu mirada gris
y en tus manos frias...
Comprendí que te tenías que ir
y de momento me resigné...
Está con dios, pensé...
Pero ahora que todo ha cambiado
quisiera decirte que me haces falta
que mi universo ha estado incompleto sin tí
sin tu cariño
sin tus grandes manos que protegían
las mias pequeñitas de esos días...
Te extraño al recordar mi
infancia que terminó
cuando tú partiste...
Te agradesco tanto...!
por lo que en vida fuiste y me diste
y por lo que en ausencia eres y me sigues dando...
Te quiero tanto mi señor Patriarca...
Don Julio Fragoso Rosas.
El ingeniero, el amigo de todos
el señor sonriente y educado.
El hombre grande
elegantemente vestido
con holor a maderas y a yerbabuena
tan fuerte como un roble y tan amable
como el sol de invierno...
Diez años pasaron y recuerdo
el sueño...
En el que la despedida inmaterial
se transfiguró y veniste a verme
y a despedirte de mí...
No como el hombre delgado
y pálido del final.
Sino como aquel que conocí
en sus mejores días.
Tan grande y tan vigoroso
estabas sentado en un sillón como
un monarca y con el fulgor
resplandeciente del sol
a tus espaldas.
Te despediste cariñosamente
aunque breve y contundentemente
y tras una afable adiós
saliste por una puerta
en la que no pude entrar yo
para convulsivamente
regresar a este plano
a la mitad de la noche
en la primera noche que lloré
tu ausencia...
Diez años han pasado
y aún me gusta pensar que de
alguna forma estibiste presente
en los momentos soledad.
Y en aquellos momentos
de alegría en los que
con nadie pude contar...
Y hoy que comprendo mejor
y que sé que tu llama
vivirá eternamente en
lo profundo de mi corazón
te doy las gracias
porque por ti, de ti
y en ti...
setí el poder del amor.
Descansa pues en el Eterno Oriente...
Descansa pues eternamente.
Descanza en paz
y que así sea.
Don Julio Fragoso Rosas.
Mi Amigo,
Mi Abuelo,
Mi Padre.
jueves, 23 de abril de 2009
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