La Sombra, By Drako-Konztantyno .´.

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viernes, 24 de abril de 2009

SALE SOBRANDO.

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El pasado día martes, recibí un mensaje de
correo electrónico por parte de un obispo
de Guatemala, del que no sé a que jurisdicción
eclesiástica pertenece.
Hablando pestes de un obispo recién consagrado
al parecer también guatemalteco, del cual
también desconozco su jurisdicción.

Lamentablemente, me he podido ir dado cuenta
de que muchas veces el internet se presta más a
este tipo de calumnias y morbos que a pretender
una verdadera divulgación del Evangelio.

Lo que resulta verdaderamente preocupante
es la actitud que vienen tomando muchas
denominaciones, grupos e iglesias de reciente
creación.

El hecho de que surjan nuevas grupos, y
denominaciones me parece maravilloso,
porque se supone que junto con estas
deberían de surgir nuevas expresiones
de espiritualidad cristiana más acordes
con la expresión popular de la fe de nuestros
pueblos. Además también debería de ser
sinónimo de la creación de nuevas comunidades
de fieles.

Pero por desgracia hay mucha gente que lejos de
eso se presta más a la calumnia y atacarse con
chismes vulgares los unos a los otros.

Cosa que no he visto que haga la misma
Iglesia de Roma.

Lamentablemente entre los
pobladores latinoamericanos
existe un fuerte complejo de inferioridad
el cual (quizá como mecanismo de defensa)
lleva a muchos, a que al contacto con el poder,
desarrollen conductas petulantes, arbitrarias,
megalómanas y poco realistas.
Con tristeza, me he dado cuenta que esto
les ha pasado a muchos de los que de alguna
u otra forma han adquirido el rango episcopal.
Henchidos de soberbia se dedican a “pontificar”
emulando a la vieja Roma, desacreditando a todos
aquellos que tengan un punto de vista o una
opinión distinta a la suya.

¿Quieren nombres?
¿Para qué si sería caer en el
mismo juego de chismes?

Lo sorprendente es que cada que surge
una nueva denominación, se dejan escuchar
discursos de libertad, de re-dignificación y de
enfrentamiento directo e contra de las figuras de
poder. Pero a final de cuentas hay muchos
que se creen el juego y terminan repitiendo
los mismos patrones los cuales se supone
que aborrecían originalmente.

El surgimiento de nuevas denominaciones,
grupos, movimientos e iglesias, debería de
motivarnos verdaderamente a la prédica y
servicio del Evangelio entre la gente.
No para inventar rivalidades entre uno grupo
contra otro. Cosa que suele ser bastante frecuente.

A muchos de verdad la consagración episcopal
les impacta pero para mal. Lejos de ejercer un episcopado
de liderazgo ante la gente y las comunidades.
Se ciegan ante esto y de verdad se toman su episcopado
como si nunca hubiera abandonado Roma.

El sentimiento de inferioridad se hace sentir y esto
lo podemos ver con las actitudes tan pedantes que muchos
llegan a desarrollar.
Quieren jugar a ser el Papa
y se inventan títulos y dignidades
etc.

Se toman muy en serio
su “papel” a la usanza romana
desacreditando a todo
y a todos los que piensan de formas
diferentes.

Triste caso de verdad…
En mi perspectiva, insignificante quizá
el llamado del Señor
es un auténtico llamado al servicio
cristiano. Porque hasta donde yo sé.
Jesús no vino a convidar a nadie a ser
participes del poder.

Es más, Él nos dice, toma tu cruz y sígueme.
El nos convida a transfigurarnos en el
Buen Pastor y dar la vida por nuestras ovejas.
No nos convida a servirnos del poder. Al contrario
nos da la más fuerte de las responsabilidades morales
que puede haber sobre la tierra.
“Lo que hagas por los más pequeños de mis hijos
lo estarás haciendo por mí”

De verdad me preocupa
(y quizá sea aún muy ingenuo)
que haya gente que bajo las ropas
de ministro se dedican a predicar el desamor
lejos de predicar el amor,
que es el centro de la doctrina cristiana.

Mencionaba ya algo de la responsabilidad moral.
Aunque los latinos no nos hemos destacados
por tener mucha ética en nuestros oficios y trabajos.
Pero de verdad, no podemos seguir dándonos
baños de pureza si andamos buscando la paja en
el ojo ajeno.

Yo los convido a que canalicen sus esfuerzos a sus
gentes, a sus comunidades. Señores a eso estamos
llamados, al SERVIR AL EVANGELIO no a SERVIRNOS
DE ÉL.
El verdadero trabajo está afuera, no en nuestros cómodos
asientos frente al computador, dedicando tiempo a difamar.
Sino en la gente que sufre y clama libertad.

Nuestros pueblos se hayan sumergidos en la miseria
y nosotros nos prestamos al juego del circo y el teatro.

Hace más de quinientos años llegaron los
invasores desde el oriente a someternos
y conquistarnos.

Mataron a nuestro padres, violaron a nuestras
madres , humillaron a nuestros sabios ancianos
y sometieron a nuestros huérfanos.
Trajeron una doctrina de resignación.
Un opio ideológico que poco a poco
fue destruyendo nuestra identidad,
nuestra confianza en nuestros.
Nuestra iniciativa para crear
y ser productivos.
Sometiéndonos y condenándonos
a la ignorancia.
A través del más nefasto
terrorismo psicológico.
¿Queremos seguir siendo parte de esto?

http://vagalume.uol.com.ar/lila-downs/sale-sobrando.html
(Vean este video)

Esta humillación.
Este dolor,
es afín a todos los pueblos americanos
(y vasta ya del mal uso de esta palabra,
lo americanos somos nosotros, no los del norte)
Pueblos vejados y conquistados que recibieron
opio de los conquistadores quienes nos trajeron una
amarga y triste doctrina de resignación. En vez del
mensaje glorioso de liberación, verdad y vida
que nos dejó nuestro Señor Jesucristo quien vino a re-dignificar
al hombre, y no precisamente al soberbio, sino a aquel
triste, enfermo, desconsolado, al preocupado, al trabajador
a la viuda, y vino no nada más a traernos el mensaje, sino
a librarnos del temor que nos tiene sometidos, a traernos
la luz haciéndonos coparticipes de su Reino.

No voy a ocultar mis orígenes protestantes de los
cuales aún me siento orgulloso. En el protestantismo
se le da un peso muy importante a la labor que cada hombre
hace en la construcción de este Reino, pero aquí en la tierra.

Ahora yo les pregunto a todos ustedes que de alguna forma
ejerce el liderazgo, ya sea como ministros, servidores públicos,
o maestros ¿Cuál es nuestro papel en todo esto?
Olvidémonos pues si gustan del mensaje cristiano
y enfoquémonos en nuestro rol de liderazgo.

¿Qué estamos haciendo en beneficio de nuestros pueblos,
somos insensibles ante la realidad, o sólo nos quejamos
de las autoridades, pero somos incapaces de hacer algo?


UN POCO DE MI EXPERIENCIA
PERSONAL EN LA CONCIENCIA POR
NUESTROS PUEBLOS.
De niño mi abuela nos contaba
con orgullo nuestra ascendencia indígena
proveniente de los zacapoaxtlas.

Con orgullo nos decía que su bisabuelo
había sido el último Gran Cacique
de los indígenas zacapoxtlas.
Quien lejos de ser una autoridad, era
la figura moral del pueblo, la figura
de los caciques era la último icono
de identidad superviviente en los años de
dominio y opresión.

Nos contaba la trágica suerte de sus
últimos días cuando en tiempos
del porfiriato, las autoridades y los
traidores le dieron muerte porque resultaba
incómodo.
Nos platicó cómo llegaron al pueblo
a darle muerte a él y a los suyos mientras
algunas de sus hijas sobrevivientes
pudieron escapar a ocultarse a otras regiones
del Estad de Puebla.

Lleno de orgullo de mis raíces, en mi adolescencia
se me ocurrió visitar el lugar donde se dieron
las heroicas gestas de este pueblo
que en épocas de la invasión francesa,
llenos de valentía se unieron al General Zaragoza
para darle batalla al ejercito imperial extranjero.

Emocionado vi el cerro donde se cuenta
se ocurrieron las gestas heroicas de la batalla.
Pero al recorrer el lugar resulto lastimoso
ver la situación en la que en fechas recientes
se encuentran nuestros hermanos indígenas
quienes siguen viviendo al margen del siglo XXI.

Al regresar a Cuernavaca, mi ciudad.
Presté más atención a los indígenas que
podemos ver en el zócalo.
Que viven y sobreviven, que existen
y subsisten, en la pobreza y el rezago
por el hecho de ser indígenas.
Viven el abuso de policías
que los extorsionan y comenten
los abusos más horribles en contra
de ellos.

Niñitos descalzos que en medio español
nos ofrecen dulces y collares. Mujeres y
ancianos que vejados de su dignidad, recorren
las cales pidiendo limosna.

Reflexiono que incluso nuestra inconsciencia
y nuestra negligencia es tan perversa que incluso
existen frases peyorativas en las que ser o
parecer indígena es sinónimo de insulto. Cuando
debiera ser motivo de orgullo.
Después de esto, tuve una experiencia
conociendo comunidades apartadas en
pueblos de las municipalidades
de Puente de Ixtla y Jojutla.
Este contacto me permitió
conocer un poco de la forma de vida
de las comunidades lejanas a las
zonas urbanas, y por ende a los servicios.
Conocer la economía de subsistencia
tan carente y desfavorable entre nuestros
hermanos que literalmente son excluidos
de nuestra sociedad, quizá porque su único
“pecado” es no habar ni comprender el Español
(el pecado debería ser d nosotros por no
conocer nuestras lenguas maternas).

Ahí es donde de verdad se nos pide
a gritos que hagamos algo. Ahí es
en dónde el liderazgo en el cual
nos involucramos, tiene sentido
y deber. Ahí es donde deberíamos de estar.

Evitando caer en el conformista pretexto
de que “no podemos hacer nada” deberíamos
mínimo de visitar y sentarnos a platicar con ellos
a compartir cuando menos un vaso con agua.
Sé que quizá será poco lo que podamos hacer.
Es verdad, pero sería peor no hacer el intento.
Tal vez seamos incapaces de hacer gran cosa
pero al menos deberíamos de ir a sensibilizarnos
y en base a esto replantearnos en mucho
nuestra actitud. A aprender de ellos.


El Evangelio esta ahí…
El Evangelio nos exhorta a
crear y levantar comunidades.
A dar la vida, el dolor y el sufrimiento
junto con ellos. Viviendo, compartiendo
y aprendiendo de ellos.
De los pobres, de los tristes, de aquellos
abusados, vejados, o de quienes ha perdido
la confianza en sí mismos.

Lideres,
Y en particular líderes religiosos.

No jueguen a ser el Papa.
Mejor
Jueguen a ser
Monseñor Arnulfo Romero.
Jueguen a ser Leonardo Boff.
Jueguen a ser
Dom Helder Cámara.
Jueguen a ser
Dom Carlo Duarte Costa.
Jueguen a ser
Monseñor Samuel Ruiz.
Jueguen a ser
Monseñor Sergio Méndez Arceo.
Jueguen a ser Desmond Tútu.
Jueguen a ser la Madre Teresa.
Jueguen a ser San Francisco de Asís
Jueguen a ver el rostro de Cristo
en el rostro de los más humildes.


Dom Drako-Konstantyno


PD:
Señores clérigos
Enfoquémonos en la construcción
del Reino, en la predicación del
Evangelio. En el servicio.

Señores no creyentes o no
cristianos.
Enfoquémonos en el progreso.
No en el progreso egoísta,
sino en un progreso con impacto
y repercusiones positivas.
En el progreso de nuestra sociedad,
de nuestros pueblos.
En nuestra Libertad

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