(SOLO Y ADIÓS)
Una canción que sonó para decir adiós.
Fue como una experiencia metafísica que inunda del gozo que antecede la muerte.
Mientras el coro de guitarras delirantes plañían penitentes,
y sus lagrimas sangrantes cantaban funestas notas que se lamentaban tu adiós.
Una copa de un licor amargo atormentó mi delirio, que no me permitía aceptar mi realidad.
Las guitarras gemían y lloraban,
mientras la rola me recordaba,
que nada en esta vida es una absoluta realidad.
Que todo en esta vida es un calidoscopio
de los intoxicantes colores
de mi bella patria de la irrealidad...
La canción retumbaba en mis adentros como una oda,
como el canto de los astronautas en el interior una catedral,
así los pensamientos intoxicados
me hacían despreciar tu intimidad.
Así se manifestaban vibrando,
la masa gris de cada uno de mis sentimientos...
Ahí, tan solo, sentado frente a la barra de un bar,
triste, solo y abandonado, acompañado por mi soledad,
no pude maldecir tu nombre,
pues ni siquiera lo pude recordar.
Mi alma me abandonó de tajo,
me escupió y quiso en ese instante
irse a buscar otro hogar.
Y sin embargo... quizá dejarla ir.
Así como te dejé partir.
No tenía pensado retenerte,
tú, un pensamiento enfermo
de algo tan bizarro
como una segunda muerte.
Y sin embargo, no tararee las notas de la rola de despedida,
de la canción que acompañaba tu definitivo adiós.
Que nota a nota se fue desgranando
deslizando el ácido trago amargo del ajenjo.
Que letra a letra se fue desangrando,
quemando, en conjunto con mis fluidos gástricos,
la piel subterránea de mis pensamientos.
Aquellos sentimientos ocultos que no tienen nombre,
pero sí una grosera forma,
y que siempre amenazan por surgir cuando se baja la guardia.
Y así me dejaste ahí solo,
tan sólo esperando por ti.
No pude proferir maldición alguna,
porque en ese instante
ni siquiera sentía desprecio por ti.
Incapaz de hilvanar las palabras,
que me volvieran nuevamente dueño de mí,
senti deslizarse un hilo de baba,
que liberaba las dagas que te tenían clavada hacia mí.
Por ese instante bajé la mirada.
Y no pude reprocharle al cielo,
las conjunciones aberrantes que me hacen sufrir,
no pude sentir odio alguno,
puesto que el odio simple y sencillamente se escapó de mí.
Fue como quedar vacío,
en la más profunda y deprimente oquedad mental,
un olvido olvidado en el olvido,
como escribir una carta sin contenido,
e inventar una historia son conocer previamente el final.
No es como el padecer de un loco aturdido,
pues este es sólo alguien que ha levado a límites grotescos su realidad.
Sino es más bien como morir sin estar podrido,
como si nadamás de repente
al alma, y no al cuerpo, le sobreviniese la muerte.
Un triste solo sonó nuevamente,
con el deprimente lamento de un guitarrista penitente.
Con el cantar de las notas de un universo de drogas,
de sexo bizarro, de amantes cantantes carentes de amor,
de melodías que nacen al torturar un alma,
de gritos de niños muertos que jamás volverán a ver el alba,
y de la triste desesperación de la paradoja de ser sin ser.
Y así me quedé contemplando la noche,
y ahí me quedé contemplando la sombra
incapaz de emprender la más mínima acción vengativa,
y sin poder maldecir tu ser...
☠Drako-Konztantyno††.'.
SEGUNDO GRAN HERESIARCA DE CUERNAVACA
Y DE TODAS LAS MESOAMÉRICAS.
PROFETA DE LA GRAN DIOSA,
APÓSTOL POSMODERNISTA.
Drako.Konztantyno@gmail.com
http://drako-konztantyno.blogspot.com/
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